En una declaración en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que ha apostado buena parte de su prestigio político al éxito de la reforma sanitaria, aseguró ayer que el voto en el Senado “nos aproxima a la aprobación de una medida que marcará una diferencia tremenda”.
Los sesenta votos, todos demócratas, son exactamente los necesarios para impedir cualquier intento de bloqueo por parte de la oposición republicana.
Ni un solo senador republicano votó a favor de la medida en la consulta celebrada a las 01.00 hora local (06.00 GMT), una hora intempestiva pero necesaria para llegar a tiempo, según los reglamentos, a votar el proyecto de ley en el pleno antes de que comience la pausa navideña.
Aún se celebrarán otros dos votos de procedimiento antes de llevar la medida al pleno, previsiblemente el jueves a las 19.00 hora local (01.00 GMT del viernes).
En un comunicado, el presidente del comité de Salud del Senado, Tom Harkin, indicó que con el voto de ayer esta cámara “superó el obstruccionismo republicano y despejó la vía para aprobar una reforma sanitaria exhaustiva que dará a todos los estadounidenses los cuidados médicos asequibles que necesitan y que merecen”.
Por su parte, los republicanos, que quieren retrasar lo más posible la votación de la medida, que consideran un desastre, reiteraron que el proyecto de ley aumentará los costes en el sistema sanitario.
“Un sistema sanitario burocrático administrado por el Gobierno desde arriba y que costará cerca de un billón de dólares no es lo que el pueblo estadounidense quiere”, declaró el presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Steele.