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Jerez

A vueltas con la Navidad

Son ideas para buscar que no vengan los autocares a media jornada y se marchen a la salida de la luna, sino que se extiendan en más días

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  • Zambomba en la catedral -

El pasado domingo, en el soleado mediodía jerezano, surgió una improvisada conversación con una copa y una tapa de por medio en plena calle Larga y, dentro de ella, se hizo esa comparación de siempre entre Jerez y Sevilla, Sevilla y Jerez porque unos contertulios estaban alucinando con el ambientazo que habían vivido una semana antes en la ciudad hispalense. Las comparaciones siempre son odiosas y más en un caso en el que hablamos de una población de doscientos veinte mil personas, y muy diseminadas en el mapa urbanístiuco, y otra que, con su área de influencia, alcanza el millón de habitantes.

Pero como de comparar lo bueno y lo malo se trataba, se habló de que la iluminación navideña era una llamada a la visita a la capital andaluza, que el gran mercado navideño también era un atractivo que añadir y se cotejó la opción de que la apuesta municipal local, con ser muy importante, se incrementase más si cabe para lograr que la gente no solo venga por este mes de diciembre atraída por ver como cantamos y bailamos los que hemos tenido la inmensa fortuna de nacer aquí sino por otras cuestiones diversas como puede ser una mayor inversión en el tema de luminotecnia, quizá en una apuesta más fuerte por un mercado navideño más amplio, por recuperar la pista de patinaje, tal vez por poner esa noria del Arenal por la vendimia en la plaza Belén o en la Alameda Vieja, a la vera misma de un Alcázar que también puede y debe ser protagonista por el último mes del año, más allá que las visitas, al nacer el nuevo año, al Gran Visir que este año parece que ha cambiado su nombre por el de Cartero, Cartera en este caso, Real.

Son ideas para el mes, turísticamente hablando, más atractivo que Jerez tiene, como ya explicité en la pieza de opinión del pasado martes, para buscar que no vengan los autocares a media jornada y se marchen a la salida de la luna, sino que la presencia de los visitantes se extiendan en más días y los domingos sin zambombas sean también días de llenos en las calles y plazoletas de una ciudad que sigue celebrando la llegada del Niño Dios de esa manera tan especial que llama la atención de España entera.

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