Dionisio se ha despertado a las 6 de la mañana después de una mala noche, le duele la garganta, la cabeza, tiene tos y mucosidad. Se toma un paracetamol y se hace un test de antígeno rápido que compró en la farmacia. Resultado negativo por lo que se nota aliviado y llama a su centro de salud para saber qué tiene que hacer. A los 3 días ha vuelto a hacerse el test y ahora sale una pequeña rayita que le dice que es positivo.
No es un problema de matemáticas y que me perdonen los Dionisios, pero es una situación muy habitual en los hogares españoles.
Como he escrito anteriormente, los test de antígenos se tienen que realizar entre el segundo y quinto día del inicio de los síntomas o el contacto estrecho con el positivo para que sea más efectivo, por aquello de la carga viral más alta, pero aun así no son tan fiables estos test como la PCR. Eso sí son mucho más baratos y nos sirven como test de autodiagnóstico para hacer en casa.
El problema es que con la variante ómicron hay cada vez mayor número de falsos negativos y la persona infectada presenta síntomas días antes que el test de positivo. Todavía no se sabe por qué sucede esto pero es habitual acumular varios test negativos hasta obtener el positivo.
La comunidad científica está realizando estudios en los que se compara la eficacia de test rápidos con mucosa nasal y test rápidos con saliva. Los resultados obtenidos hasta ahora muestran mayor eficacia en los test rápidos con saliva. La explicación es que ante el cada vez mayor número de inmunizados por las vacunas y haber pasado la enfermedad, ómicron presenta menos capacidad para llegar a las células del pulmón y afecta más a las vías respiratorias superiores, multiplicándose mejor en la boca que en la nariz.
Así en un estudio realizado en Sudáfrica se observó que en el 100% de las PCR realizadas con saliva de 382 pacientes infectados con ómicron, con síntomas, pero no hospitalizados fueron positivas. Mientras que el porcentaje disminuyó al 86% cuando la muestra era nasal. Este estudio apoyaría que los test de antígenos nasales tienen menor fiabilidad que los de saliva.
En España se está desarrollando un test de saliva que es capaz de detectar concentraciones muy bajas del virus, típico en pacientes que no han desarrollado aún síntomas. Su uso sería muy parecido a los test actuales. Se disuelve una muestra de la saliva del paciente en una solución, para a continuación depositarla en la superficie del sensor y tener el resultado en minutos. Este test para que sea adecuado, debe presentar bajo coste y un tamaño pequeño que facilite su uso.
Pero estoy convencido que nuestros científicos lo lograrán una vez más, pese a la poca inversión en investigación, pese a sus deplorables condiciones económicas, pese a sus fugas lógicas a países donde les tratan mucho mejor, algo así como la medicina en España.
Aplausos y más aplausos para nuestros maravillosos científicos e investigadores. n