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Galicia

Feijóo pasa por alto a Vox para centrar en la economía su oposición a Pedro Sánchez

Feijóo no acudió al acto en el que Alfonso Fernández Mañueco juró su cargo como presidente autonómico, donde sí estuvo Santiago Abascal

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  • Alberto Núñez Feijóo. -

En sus primeras semanas como líder del PP Alberto Núñez Feijóo ha centrado la oposición al Gobierno en la economía y ha optado por ignorar a Vox, a pesar de que en este período ha echado a andar en Castilla y León la primera coalición de gobierno entre ambos partidos.

Feijóo no acudió al acto en el que Alfonso Fernández Mañueco juró su cargo como presidente autonómico, donde sí estuvo Santiago Abascal, y en su lugar, mantuvo reuniones con los representantes de los empresarios y los trabajadores y aprovechó para lanzar un mensaje: el PP prioriza lo que preocupa a los españoles, es decir, el bolsillo.

El todavía presidente de la Xunta y su equipo económico, con el consejero andaluz Juan Bravo al frente, han logrado que otros partidos y el Gobierno hablen sobre su plan: una bajada de impuestos por valor de hasta 10.000 millones de euros que pasa por deflactar el IRPF a rentas menores a 40.000 euros y contempla ayudas directas de hasta 300 euros para quienes cobren menos de 17.000 euros.

Feijóo ha acusado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de no tener corazón si no destina el exceso de recaudación a reducir impuestos, cuando los españoles ven cómo los precios suben cerca de un 10 % y su Ejecutivo es el "más caro".

El Gobierno ha replicado que el PP promete rebajas fiscales y después sube impuestos cuando gobierna o que una bajada fiscal generalizada pone en riesgo el sostenimiento de los servicios públicos.

Esta semana, el PP ha modulado su propuesta de rebaja fiscal, concentrándola en las rentas medias y bajas -aunque también pide rebajar el IVA de la electricidad y el gas-, con el argumento de que han diseñado un plan ante el que Sánchez no puede decir que no.

Ademas, han acusado al Gobierno de tener como prioridad "por encima de todo" la renovación del poder judicial, en lugar de la situación de los pensionistas y de los trabajadores.

Apelando a las clases medias y a un electorado de centro, bisagra entre los dos grandes partidos, y con menciones continuas a su experiencia de gestión y propuestas, Feijóo ha orillado la discusión sobre el riesgo que supone la entrada de Vox en un Gobierno.

Y cuando el crecimiento del PP hace que las encuestas vuelvan a pronosticar una mayoría junto a Vox, el PP ha buscado trasladar el debate sobre esa suma, que no descartan, a la reclamación de que en España gobierne la lista más votada, lo que pasa por un pacto con el PSOE.

A puerta cerrada en el Comité Ejecutivo, Feijóo lanzó un mensaje convertido ya en parte del argumentario de la formación: el PSOE no busca aislar a Vox, busca aislar al PP. Una máxima que lanzó en la semana en la que Vox se ha sentado por primera vez en un Gobierno.

Feijóo no se retrató con Mañueco y Abascal en Valladolid, donde en su lugar acudió Cuca Gamarra, pero tampoco ha lanzado críticas contra este partido. El PP busca no depender de Vox, pero no se cierra a pactar y rechaza el "supremacismo moral" del PSOE cuando le exige vetar a los de Abascal.

El dilema sobre el impacto de los pactos con Vox, acuerdos que solo celebra abiertamente Isabel Díaz Ayuso, no ha quedado cerrado, pero en el PP se impone la tesis de que las siglas de Abascal no provocan temor en la ciudadanía, mientras que sus propios votantes ven esta alianza como natural.

Uno de los análisis que se escuchan en el PP es que las elecciones generales previstas para diciembre del 2023 no pivotarán en torno a la ultraderecha, como ocurrió en 2019, sino sobre la economía, como ha ocurrido en las elecciones presidenciales francesas.

Uno de los escenarios que manejan es que la situación económica siga empeorando, ante lo que responderán con propuestas elaboradas junto a exministros y profesionales que guardan en el anonimato y configuran una suerte de gabinete de gobierno en la sombra.

El camino marcado es dar respuestas y evitar debates estériles, pero la senda no está exenta de riesgos, porque con Vox gobernando en Castilla y León y con la incertidumbre de si condicionará futuros Ejecutivos, como el de Andalucía, sus posicionamientos ideológicos en inmigración o género pueden copar la discusión pública y obstaculizar la bandera de la gestión. 

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