Promotores y críticos consideran que esta pasada edición del Festival de Jerez ha contribuido a consolidar aún más si cabe a este evento como una referencia internacional, con una amplia variedad de propuestas y una presencia mayor de público que el año pasado, cuando el certamen aún estaba de algún modo condicionado a las restricciones sanitarias motivadas por el Covid-19.
Los hosteleros del centro de la ciudad y la zona de influencia del Teatro Villamarta están igualmente “muy contentos” con el desarrollo de estas dos últimas semanas.
Sin embargo, el presidente del Clúster Turístico, Antonio Mariscal, entiende que es posible sacar más partido de este evento.
A su juicio, la clave está en que los jerezanos “sean partícipes”, provocando no ya sólo la atracción del público que pueda acudir a los espectáculos, sino de aquellos que sólo pretendan “disfrutar del ambiente”.
“Los jerezanos seguimos percibiendo al Festival como un evento ajeno a la propia ciudad, a diferencia de lo que ocurre en otros festivales internacionales, como por ejemplo en Málaga, con el Festival de Cine, que es algo que se vive en toda la ciudad con independencia de que la gente de a pie acuda o no acuda a las salas de cine”, apunta.
En este sentido, aboga por programar actividades diversas vinculadas de algún modo al flamenco. Alfredo Carrasco, presidente de la Asociación Hostelería de Jerez, reconoce que el sector espera anualmente este evento “como agua de mayo” porque de algún modo cubre un periodo previo a la primavera para los negocios del centro, que reciben a un público diverso durante todo el día.
“Los compañeros de la zona de influencia del Festival están muy contentos”.
Para el crítico flamenco Juan Garrido, el certamen ha demostrado tener “buena salud”, consolidándose como el evento de estas característas “más querido, respetado y admirado” por el público especializado.
Este año además ha permitido un “reencuentro real” de los aficionados de todo el mundo.
Una de las cosas más positivas del Festival es que permite que Jerez “mire a Europa y al mundo”, algo que “es importante porque el flamenco crece” y es necesario conocer algo más allá que “ese flamenco puro” que tanto gusta a los aficionados de la zona.
De cara al futuro, cree necesario seguir “fomentando la convivencia de la inversión pública con la privada”, porque el certamen “le cuesta mucho dinero al Ayuntamiento”.
Juan Alfonso Romero, director del Instituto Internacional del Flamenco (IFI Jerez), gestor y promotor cultural, destaca la riqueza y variedad de los espectáculos, lo que permite que acudan a la ciudad “todos los programadores del mundo”, que de algún modo se miran en Jerez.
Romero admite que “siempre hay cosas que se pueden mejorar”, y en este sentido apunta al necesario reajuste de algunos horarios o a las condiciones técnicas de algunos de los espacios en los que se desarrollan actividades.
En cualquier caso, tiene claro que el Festival es “un motor cultural y económico para la ciudad que debemos cuidar entre todos”.
Por último, subraya que el certamen es quizá “el único” de estas características que “obtiene un retorno de la inversión” a través de los cursillistas.
“Es una de las diferencias que le marcan con respecto del resto de festivales del mundo”, concluye.
