Dirigida por David K. Kyle y narrada por la doctora Alveda King, sobrina de Martin Luther King, esta película –que será estrenada en más de treinta cines españoles la próxima semana– recoge la experiencia de mujeres que acudieron a una clínica de planificación familiar en “situación de crisis”, donde les aseguraron que “matar al niño” era la “única solución”.
El documental también incluye el testimonio de una empresaria norteamericana que dirigió una clínica abortiva durante varios años –se considera responsable de “más de 35.000 asesinatos” de bebés– y que asegura que proporcionaban métodos anticonceptivos defectuosos para después “vender la solución” del aborto.
El documental dice que dos de cada tres mujeres que han abortado en Estados Unidos usaban medios anticonceptivos para evitar el embarazo.
La empresaria también reconoce que mintieron a varias mujeres, a las que dijeron que estaban embarazadas cuando en realidad no era así para poder intervenirlas quirúrgicamente y cobrar por ello.
Además, cuenta que en su clínica siempre intentaban convencer a las chicas de que debían abortar en ese momento para así evitar que hablaran con otras personas que pudieran quitarles la idea.
Bloody Money, que a pesar del título no muestra imágenes sangrientas, también denuncia la existencia de clínicas abortivas que practican la interrupción del embarazo siguiendo unos patrones racistas.
En este sentido, critica que estas clínicas se encuentren localizadas en barrios de minorías y que la mayoría de las interrupciones del embarazo se produzcan en mujeres afroamericanas.
Los datos que muestra el documental hablan de un 28 por ciento de afroamericanos que no han nacido en los últimos años porque sus progenitores decidieron abortar, algo que, según varios expertos consultados en el film, “no es casual”.
La película también se centra en las consecuencias psicológicas y físicas que han sufrido las mujeres que decidieron hacer uso de su derecho a abortar.
La versión española incluye un epílogo que, según el director del Departamento de Cine de la CEE, Juan Orella, “pretende demostrar que la película no es una historia americana y que en España ocurre lo mismo”. En el mismo, participan responsables de asociaciones defensoras de la familia, como el presidente del Foro de la Familia.