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La revolución de las tres dimensiones llega al cine

Varios estudios de Hollywood se han propuesto reinventar en 2009 la experiencia de ir al cine gracias a avanzadas técnicas digitales en 3D (tres dimensiones), una nueva revolución comparada ya incluso con la llegada del sonido y del color a las películas.

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  • Ya la comparan incluso con la llegada del sonido y del color a las películas
  • ?Monsters vs. Aliens? llegará a las salas en marzo y será el primer envite serio del negocio
Varios estudios de Hollywood se han propuesto reinventar en 2009 la experiencia de ir al cine gracias a avanzadas técnicas digitales en 3D (tres dimensiones), una nueva revolución comparada ya incluso con la llegada del sonido y del color a las películas.

Los pocos afortunados que han podido asistir en Los Ángeles a un adelanto de Monsters vs. Aliens aseguraron que se trataba de algo nunca visto hasta la fecha.

El filme de DreamWorks Animation llegará a las carteleras en marzo y será el primer envite serio del negocio de las 3D en 2009, año llamado a establecer un antes y un después en la historia del cine.

“No se trata de ningún truco visual, como pasaba con las anti- guas producciones en este formato, será una auténtica revolución. En los años 20 fue el paso del mudo al sonoro, en los 30 del blanco y negro al color y ahora cambiaremos del 2D al 3D”, afirmó el director ejecutivo de DreamWorks Animation, Jeffrey Katzenberg.

A juicio de este directivo de la industria de Hollywood, dentro de un tiempo las dos dimensiones serán al cine lo que el vinilo a la música, una vez se generalicen los títulos que permiten que las imágenes se salgan de la pantalla.

La lucha de monstruos contra extraterrestres dejará paso en mayo a Up, de los estudios Disney/Pixar, y en julio será el turno de Ice Age: Dawn of the Dinosaurs (o Ice Age 3) de Fox.

El año terminará con Avatar, una película de ciencia ficción con actores reales en la que participa Sigourney Weaver (Alien).

Ese filme, que cuenta con un presupuesto de 200 millones de dólares, será una de las apuestas más osadas en la carrera del director James Cameron, ganador de tres Óscar por Titanic (1997), y recreará en tres dimensiones un planeta habitado por una especie de humanoides con los que se verán las caras los terrícolas.

Además de estos títulos, producidos específicamente para su proyección en 3D, el año traerá Coraline, primera producción en la que se combinará el slow motion (cámara lenta) con la nueva técnica de tres dimensiones.

Tampoco faltarán filmes pensados en 2D y reconvertidos en 3D en el proceso de posproducción, como Toy Story (1995), un tratamiento de la imagen que para Katzenberg no logra el efecto deseado, ya que “es lo mismo que colorear una película realizada en blanco y negro”.

Detrás de las 3D, Hollywood esconde su interés por renovar el atractivo del rito de acudir a los cines y sacar así a los espectadores de sus casas, donde las pantallas planas, la alta definición y el dolby surround, han terminado por acomodar a la audiencia potencial en el sofá de su domicilio.

El cambio de formato supondrá también un alivio para los productores en su guerra contra la piratería.

Uno de los principales problemas con los que se han enfrentado hasta el momento los filmes que han intentado abrir este mercado, como la reciente Bolt, la exitosa Journey to the Center of the Earth o las pioneras Beowulf (2007) o The Polar Express (2004), ha sido la falta de salas preparadas para proyectar 3D.

Con el fin de acelerar la reconversión tecnológica de los cines, las distribuidoras acordaron donar a los empresarios de los teatros cerca de 800 dólares por cada copia de filme que proyecten con el sistema digital, un incentivo que se calcula elevará a más de 2.500 las salas equipadas para 3D en EEUU en marzo de 2009.

El coste de producir en tres dimensiones, 15 millones de dólares más que en 2D, tendrá su reflejo en el precio de las entradas, que subirán 5 dólares (un 40%) para los pases en los que haya que utilizar las conocidas gafas polarizadas.

Estos anteojos de plástico aún serán necesarios en los cines durante unos cuantos años hasta que la tecnología permita los mismos resultados en 3D a simple vista. Si bien podrían dejar de ser un complemento desechable para integrarse en la moda.

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