Las penurias económicas y la falta de liquidez en las arcas municipales han marcado el devenir del primer año desde que el pasado 22 de mayo se produjera el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de la capital. Doce meses en los que se ha reelaborado un nuevo PGOU, se han echado a andar grandes proyectos como el parque comercial ‘Santo Reino’ y se ha batallado en el terreno político con asuntos como la reanudación del tranvía y su explotación comercial.
Tal día como hoy hace justo un año el Partido Popular recuperaba la alcaldía de la capital con un resultado histórico, al alcanzar la desconocida cifra de 16 concejales. El desplome del PSOE dejó una diferencia inaudita entre los dos grandes partidos. José E. Fernández de Moya se convertía en el sexto alcalde democrático. Pero sus primeros pasos no pudieron ser más difíciles. Especialmente en lo económico, puesto que nada más ‘aterrizar’ tuvo que negociar con entidades financieras el pago de la nómina de junio y la ‘extra’. El equipo de gobierno probó las dificultades que pasarían los siguientes meses para hacer frente al abono mensual.
Las dificultades no llegaban sólo con las nóminas. También para hacer frente a los pagos de servicios públicos esenciales y las deudas con algunas de las concesionarias obligaron a negociar ‘in extremis’. Hubo huelgas en el servicio de ayuda a domicilio por los problemas con Macrosad y algunos ‘amagos’ en Autobuses Castillo o en la empresa que gestiona las guarderías.
Unos meses después llegaban los presupuestos con unos recortes muy importantes de hasta el 34% por la reducción de los ingresos y la alta deuda, siendo las inversiones las principales damnificadas. Sin embargo, se convirtió en papel mojado cuando el Gobierno puso sobre la mesa el plan de pago a proveedores, que fue aprobado la pasada semana en pleno. y que suponía abonar 203 millones de euros a las empresas. Acarreaba un plan de ajuste histórico en el que el equipo de gobierno apretaba aún más el cinturón del gasto público con recortes en materia de personal (amortización de plazas y renegociación del convenio con menos derechos sociales) y en gasto corriente.
Pero lo económico no ha sido lo único que ha ocupado la agenda en el Ayuntamiento en estos doce meses. El tranvía se ha convertido en otro de los temas recurrentes. La paralización pasó a ser motivo de confrontación política entre el Consistorio y la Junta. Las dificultades para pagar los vagones o los problemas técnicos han sido algunos de los temas más ‘candentes’.
En materia urbanística, el equipo de gobierno decidió desechar el PGOU iniciado por PSOE e IU. La apertura al capital privado para la construcción de las viviendas, la reducción del crecimiento y el cambio de ubicación de la estación intermodal se erigieron en las principales novedades. En un año se ha logrado la aprobación inicial, teniendo a las puertas la provisional.
Los grandes proyectos
La micropolítica era otra de las promesas del nuevo equipo de gobierno. Centrarse en las obras pequeñas de los barrios, que reclamaban los vecinos y que, además, se adecuaba más a la situación económica actual. Sin embargo, se han puesto las bases de grandes proyectos de mandato. El primero fue el Parque Comercial ‘Santo Reino’ -57 millones de inversión y más de 3.000 empleos directos e indirectos-, impulsado por la promotora Bogaris’ y cuyos trámites urbanísticos previos están en su fase final. A ello se suma el centro deportivo en los terrenos del antiguo estadio de La Victoria o el aparcamiento de 4.000 plazas en el Bulevar.
En el otro lado están las infraestructuras que se han quedado paralizadas. El aparcamiento del Campo Hípico o el parque acuático son dos ejemplos. La última acabará convirtiéndose en un centro deportivo y de ocio.