Inaúdito. O es mucho el amor hacia el delantero senegalés y la confianza y fe es tan ciega que no da ni para ver de aquí a un palmo, o detrás de ese tupido velo existen otros intereses... No es de recibo pronunciarse tan firmemente ante toda la parroquia sevillista para declinar una presunta oferta del Sporting de Lisboa por un delantero del que casi todo el Pizjuán se ríe por no llorar, Babá. Con todo el respeto, el joven senegalés no ha demostrado más que lo que es y rechazar una posible cantidad con la que se podría recuperar una lastimosa inversión es hasta casi una falta de respeto al sevillismo.
Decía Del Nido en la presentación de Miroslav Stevanovic sobre este caso que "el Sporting de Lisboa quiere a Babá cedido pagando toda la ficha y con una opción de compra de cuatro millones de euros, cuando hace un año costó menos de tres". Y no es cuestión de ser reiterativo, pero es que ciertamente cuesta pensar y creer que el delantero a esta hora no esté montado en un avión camino de la capital portuguesa.
No vamos a ser nosotros los que especulemos en el mundo fútbol, pero que nadie olvide que detrás de la operación ejecutada hace ahora un año hay un grupo inversor, Doyen Group, que posee el 20% del futbolista. Ahora, situaciones como estas explican a muchos como Míchel sigue montado en la nave sevillista. Un entrenador que no impone sus verdaderos ideales, que castiga a futbolistas sin jugar sin sentido alguno y le aterra sentarse en las altas esferas para hablar alto y claro sobre el nivel y aptitud de ciertos jugadores, como sí hicieran otros no hace tanto, pero claro, sellarían antes sus respectivas cartillas del paro.
Rechazar lo de Babá, si fuera cierto, claro, es una falta de responsabilidad por parte del presidente y máximo mandatario sevillista, pero también lo es por parte de un entrenador acomodado y sin norte, que debiera ser el primero en una situación límite en alzar la voz para señalar a los futbolistas sobrantes y afirmar la necesidad de fichar. Porque, esto sí que es para llevar el grito al cielo, según Monchi, "Míchel no ha pedido ningún fichaje para este mercado". Será que está contento con el rendimiento de los suyos hasta la fecha y, por supuesto, con la maravillosa décimocuarta plaza.
Las cosas del fútbol y de sus desinformadores.