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El acusado de arrojar a dos menores a un pozo: \"Jamás quise hacer daño a esos niños\"

\"Me habéis arruinado la vida\", dice a los periodistas

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El acusado de arrojar a dos hermanos menores de edad a un pozo de Algete en junio de 2011 se ha negado este martes a declarar en el juicio y se ha limitado a señalar que "jamás" quiso hacer daño a esos niños, a pesar de que el fiscal le acusa de intentar acabar con sus vidas.


José R.A., de 55 años, se enfrenta a una petición fiscal de 65 años de cárcel por dos delitos de asesinato en grado de tentativa, dos de detención ilegal y uno de violación. El acusado ya fue condenado en 1983 a 23 años de cárcel por una violación a una niña de 8 años. Cumplió 17 años de cárcel.

La Guardia Civil dio con José R.A. gracias a los detalles aportados por los pequeños tras ser hallados en un pozo de 15 metros de profundidad. Tras su detención, comprobaron que muchos de los tatuajes que había descrito una de las víctimas que fue violada coincidía con la persona apresada. En concreto, tenía la cara de un diablo tatuada en los genitales y nombres de mujeres en el pecho y en los brazos.

Momentos antes de que se iniciara la vista oral, el procesado ha asegurado dirigiéndose a los cámaras que le grababan que le han arruinado la vida. "Me habéis arruinado la vida, me habéis hundido", les ha dicho al tiempo que ha proferido algunos insultos. El hombre, con visibles signos de drogadicción, ha ocultado su rostro con un gorro, gafas y una bufanda.

Los agentes de la Guardia Civil han señalado que la primera línea de investigación fue investigar al padre de los niños como posible autor de los hechos, dado que tenía una mala relación con la madre, pero esta hipótesis se descartó después de que las víctimas describieran el coche de su captor.

Un familiar les habló de que el autor podría ser un hombre de Guadalajara, autoría corroborada por los pequeños. El vehículo indicado por los menores, de color verde, era propiedad del procesado. La propia familia del procesado le delató poco después. Se le detuvo en las proximidades de la vivienda de su hermana.

UN DIABLO Y NOMBRES DE MUJERES

Tras detenerle, la Guardia Civil quiso comprobar si los tatuajes del hombre coincidían con los descritos por la pequeña. La menor aseguró que tenía una cara de un diablo en los genitales y otros en el brazo derecho y pecho en los que se podían leer nombres de mujeres como Consuelo. "Todos coincidían a la perfección y así supimos que era él", ha apuntado.

Según un agente, los niños indicaron que su agresor les amenazó con que había matado a más niños y les dijo que era marroquí. Y ha indicado que el pozo, de unos 15 metros, se encontraba en una zona de difícil acceso y a la que se llega si solo se tiene conocimiento previo de este paraje. "Mi impresión es que fue un milagro", ha reseñado otra de las agentes de la Guardia Civil.

Una de las agentes que entrevistó a la mujer del acusado ha relatado que a su marido le gustaban las niñas y que incluso en alguna ocasión se había fijado en bebés. Además, le comentó que guardaba recortes de menores en su vivienda.

En su declaración, la madre de los pequeños ha relatado que todo el pueblo salió a buscar a los niños. Según ha señalado, su hija le comentó que el acusado la llevó a una casa abandonada y la obligó a desnudarse, violándola a continuación.

Los niños le contaron que el hombre "malo" les tiró maderas y piedras hasta que simularon estar muertos. Los pequeños manifestaron que este hombre tenía un diablo tatuado en el pecho. "Mi hija tiene mucho miedo a todos los hombres. Lo que más me duele es que mi hijo tiene ahora mucha violencia", ha señalado al tribunal.

HECHOS A JUZGAR

Según el fiscal, el procesado abordó a los hermanos, de origen rumano, y les dijo que se acercaran a su coche con la excusa de que les iba a regalar un perrito. Tras secuestrarles, les llevó a una parcela de Algete y arrojó a uno de los niños a un pozo de unos dos metros de altura. Tras ello, se llevó a su hermana a una casa abandonada y la violó. A continuación, la arrojó desnuda al pozo junto a su hermano.

Al ver que no era demasiado profundo, decidió arrojarles en otro pozo de unos ocho metros de profundidad que se encontraba dentro de una caseta de obra. Y les arrojó con fuerza sobre sus cabezas tablas de madera para ocultarles.

El pozo estaba situado cerca de la urbanización Valderrey, en la carretera que une Algete con Fuente el Saz del Jarama. Los menores permanecieron en este lugar durante dos días hasta que unos transeúntes escucharon sus voces. Los menores fueron rescatados con graves signos de deshidratación, siendo trasladados al Hospital de La Paz.

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