Unas 100.000 personas, según la Policía Local, han celebrado este lunes en la aldea de El Rocío el acto central del Rocío Chico, en el que el pueblo almonteño renueva cada año su voto de acción de gracias a la Virgen del Rocío por haberlos "salvado" de la invasión de las tropas francesas en 1813.
Los actos comenzaron el pasado 17 de agosto con el triduo preparatorio, y tras él, a las 00:00 horas de este lunes, han dado comienzo los actos religiosos centrales de esta efeméride con el Santo Rosario, que se rezó cantado por las calles de la aldea, con el Simpecado de la Hermandad Matriz iluminado por la luz de velas y bengalas.
Esta mañana a las 10:00 se ha celebrado la Solemne Función del Voto, en su 201 aniversario, presidida por el obispo de Huelva, José Vilaplana, que ha finalizado con la exposición de Jesús Sacramentado en el presbiterio del Santuario y su procesión bajo palio por el itinerario tradicional dentro de la aldea de El Rocío, que comprende los alrededores de la ermita.
Tras la procesión se ha procedido a la imposición de las medallas a los nuevos hermanos de la matriz almonteña, culminando una celebración que los devotos viven como un encuentro íntimo y cercano con su Virgen.
Desde el Ayuntamiento de Almonte se ha puesto en marcha un dispositivo especial para acoger a los visitantes que han llegado al Rocío desde el pasado viernes y, tras las celebraciones, no hay que reseñar ningún incidente.
El concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Almonte, José Carlos Curto (PP), ha agradecido al municipio almonteño la "hospitalidad" con la que "siempre reciben a los rocieros" y ha asegurado que el dispositivo especial puesto en marcha "ha resultado un éxito".
Todos los actos recuerdan una tradición que comenzó en 1813 cuando se instituyó la acción de gracias a la Virgen del Rocío por su intervención en la Guerra de la Independencia.
Según la tradición que se rememora cada año, la Virgen impidió, gracias a los rezos de los almonteños, que las tropas francesas arrasaran la localidad de Almonte tras la negativa de la población a incorporarse a las fuerzas galas, y haberse amotinado.
La actitud de los franceses llevó al pueblo de Almonte a alzarse contra la orden, para lo que prepararon un motín en el que perdió la vida el comandante francés Pierre Dossau.
Esto motivó que el mariscal Shoult ordenara arrasar "a fuego y cuchillo" el municipio almonteño, pero, como apuntan las crónicas de la época, una "misteriosa" contraorden hizo retroceder a las fuerzas galas, supuestamente como consecuencia del rezo que, en la noche anterior, el clero y los vecinos de la localidad encomendaron a la Virgen de El Rocío.
