Especialista y voluntarios intentan salvar a unas 60 ballenas piloto varadas cerca de la bahía Golden, en la Isla Sur de Nueva Zelanda, después de que un centenar más haya muerto, informó hoy la prensa local.
Las ballenas forman parte de un grupo de 198 que quedó atrapado el viernes en una zona arenosa conocida como Farewell Spit, donde unos 200 voluntarios lograron reflotar la mayor parte con la ayuda de la marea pero sin que pudieran regresar mar adentro.
El portavoz del departamento de Conservación neozelandés, Andrew Lamason, dijo a Radio New Zealand que 103 de estos animales han muerto y que los voluntarios intentan mantenerlas en posición y húmedas hasta que el mar vuelva a subir.
Lamason dijo que no descartan practicar la eutanasia a las ballenas si estas acaban padeciendo demasiado estrés.
Decenas de ballenas quedan varadas anualmente en esa zona de Nueva Zelanda, cuyas aguas forman parte de la ruta que hace esta especie cuando abandona la Antártida y cuando regresa a las aguas antárticas en septiembre.
La ballena piloto, también llamada Calderón común, es un ejemplar de frente abombada y cuerpo robusto que puede alcanzar entre seis y siete metros de longitud.