El secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, ha mantenido este viernes sobre el denominado caso Romanones que investiga los abusos sexuales presuntamente cometidos por sacerdotes de Granada, que ésta no es "una Iglesia de santitos" y que "alguna manzana podrida ha podido y puede haber" pero ha reclamado que "todo el peso de la ley" recaiga sobre los culpables.
Ha recordado que el asunto está bajo secreto sumarial, por lo que ha pedido respetar ese ámbito, pero ha incidido en que "hay que estar con las víctimas".
Gil Tamayo ha defendido que él mismo ya pidió perdón, como también ha hecho el propio Papa Francisco o los obispos, y ha añadido que la Iglesia Católica, que tiene 2.000 años de historia y una dilatada trayectoria de atención a los más desfavorecidos, "no es una Iglesia de santos andantes" sino que está constituida por "personas con debilidades y defectos".
"Entre ese colectivo alguna manzana podrida ha podido y puede haber", ha reconocido el responsable de los obispos españoles, que ha defendido que cuando ocurre esta situación "se pone remedio y prevención, se está con las víctimas, tolerancia cero y presunción de inocencia". "Cuando los jueces determinen --ha añadido-- que todo el peso de la ley recaiga sobre los culpables".