La contrarreloj del sábado se presentaba en un circuito bastante técnico con un recorrido de 3,5 km por las inmediaciones de Sant Lloréns de Morunys (Vall de Lord, Lleida), con una altitud de 925 m, haciendo acto de presencia la lluvia, que complicó un poco más las cosas poniendo la pista muy húmeda y resbaladiza, principalmente por la zona de piedras, pero solo fue un chaparrón y el circuito se secó casi en su totalidad, pudiéndose salir a toda marcha.
Pepe había reconocido el trazado el viernes a su llegada y se lo conocía bastante bien, pero no pudo arriesgar demasiado en las bajadas. Su tercer puesto es de enorme mérito porque corría frente a los corredores catalanes, perfectamente conocedores del lugar, y la diferencia respecto al vencedor -de solo ocho segundos- pese a haber cometido algún fallo que le hizo poner pie a tierra con la consiguiente pérdida de algunos segundos preciosos, le otorgaron un excelente tercer puesto por delante de sus rivales más cercanos en la general, que acabaron muy por detrás en la clasificación -el segundo ni siquiera llegó a puntuar al quedar por encima del décimo puesto y el tercero de la general fue sexto en la crono-, manteniendo y aumentando el liderazgo sobre ellos. Su objetivo estaba más que cumplido ya que se enfrentaba a rivales desconocidos de la Copa catalana que se conocen el circuito mucho mejor que el ciclista arcense.
Pepe se reservó un poco el sábado y descansó bien, factores indispensables para afrontar al cien por cien la carrera del día siguiente, a la que llegaba con bastante motivación, con suficientes fuerzas y confiando ciegamente en sus posibilidades. Arrancó a su estilo, con potencia y decisión, dejando pasar a unos cuantos corredores colocándose en cabeza en el primer repecho de la prueba, abriendo hueco respecto a sus perseguidores pero sin arriesgar para no sufrir un desfallecimiento inoportuno, levantando el pie y aflojando el ritmo para esperar a los de atrás.
El primero que le dio caza fue el subcampeón del mundo, Francesc Xavier Carnicer, que le pidió trabajar al unísono para marcharse ambos en solitario, yéndose con él y manteniendo con facilidad el ritmo impuesto por su rival y entrando a todos los relevos hasta que accedieron a una zona muy umbría en la que el sol daba de cara llegándose a un sendero de piedra. Al salir de la zona oscura y dar el sol de pleno, Pepe sintió que la rueda delantera fallaba un instante, teniendo que saltar de la bicicleta cayéndose a un barranco de cabeza, golpeándose la misma, los hombros, las piernas y doblándose los dedos de las manos, lo que le produjo un fuerte dolor. Se levantó sin saber si tenía alguna fractura y cogió su montura, que solo había sufrido una pequeña torcedura del manillar, reanudando la carrera con muchas dificultades pero sin escoger el que habría sido el camino más sencillo después del accidente: abandonar la prueba. A pesar de los intensos dolores, comenzó a remontar posiciones, pasando por primera vez por la meta y quedando dos vueltas más para el final. El bravo ciclista arcense continuó remontando y recuperando posiciones, incluso dejando pasar a dos rivales que le entraron por detrás y a los que les pidió que siguieran adelante debido a los dolores que sufría, que le hacían desconcentrarse y no poder mantener un ritmo constante y regular. Cuando llegó a la meta descubrió que era sexto, a solo unos segundos del cuarto y quinto clasificados, y a un minuto del tercero, sin haber luchado en exceso por entrar entre los primeros. Incluso podía haber hecho podio si se lo hubiera propuesto, yendo por delante de su más inmediato rival de la clasificación general, Lluís Serra, que acabó tercero de la prueba a 2’09’’ del ganador, Francesc Xavier Carnicer (51’51’’). Los otros rivales de Pepe Fernández (6º, 55’03’’) en la general quedaron así: Santi Martínez (10º, 3’48’’); Antonio López (12º, 56’17’’) Luis Egea (13º, 57’21’’) y Juan Moya (16º, 6’08’’), lo que indica que la carrera no solo fue dura para el arcense sino también para el resto de sus enemigos, ya que se rodó a un ritmo muy alto.
El resumen no puede ser más positivo en cuanto a números puesto que Pepe Fernández consiguió aumentar la distancia sobre sus perseguidores y, aunque dolorido, regresa a su pueblo con heridas superficiales y con las ganas y las fuerzas intactas para afrontar la cuarta de las cinco pruebas de que consta el Open de España Cofidis, que lidera con comodidad, para ampliar su ventaja.
Por su lado, Paola Fernández intervendrá por primera vez este domingo en Carmona en una prueba en carretera, concretamente en el Cadeba Open de Andalucía, XXXV Promoción de Ciclismo Infantil y Cadete, que se disputa para edades menores que van desde principiantes hasta cadetes, donde probará sus cualidades en una prueba sobre asfalto con bici de carretera en su categoría, la infantil.