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La Oktoberfest de Múnich abre con lluvia y duras medidas de seguridad

Desde antes de las 07.00 GMT, hora de apertura al público de la fiesta, se habían formado ya largas colas ante los accesos del recinto

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  • Inicio de la Oktoberfest -

La Oktoberfest de Múnich, la más multitudinaria fiesta de la cerveza del mundo, abrió hoy sus puertas marcada por el ambiente lluvioso sobre la capital bávara y con reforzadas medidas de seguridad ante el temor a ataques yihadistas.

Desde antes de las 07.00 GMT, hora de apertura al público de la fiesta, se habían formado ya largas colas ante los accesos del recinto, donde se habían establecido controles especiales de seguridad.

La organización de la Oktoberfest había advertido de antemano de que quedaba prohibido ingresar en el recinto con mochilas o grandes bolsas, por lo que la mayoría de los asistentes acudieron con lo esencial.

Los pronósticos meteorológicos eran de lluvia por lo menos para el primer fin de semana de la fiesta, que se prolongará hasta el 3 octubre, lo que aceleró las prisas de algunos por acceder al interior de las casetas cerveceras.

Convenientemente equipados de paraguas e impermeables se apostaron en el centro muniqués los participantes en el tradicional desfile de carretas engalanadas y disfraces bávaros que se desarrollará en esta jornada inaugural de la Oktoberfest.

Se pronostica que, hasta el 3 de octubre, unos seis millones de personas visitarán la fiesta de la cerveza de Múnich.

La organización ha dispuesto un despliegue de unos seiscientos agentes de policía para velar por su seguridad, cien más que el año pasado y como medida preventiva tras los ataques registrados el pasado mes de julio en Baviera.

El concepto de seguridad se ha diseñado teniendo en cuenta los tres graves ataques de julio en la región: los dos atentados yihadista registrados en un tren de Würzburg y en la localidad de Ansbach, por un lado, y el tiroteo mortal en un centro comercial de Múnich, por el otro.

El primer ataque fue obra de un refugiado afgano de 17 años, quien fue abatido por la policía tras atacar a varios pasajeros, mientras que el segundo lo perpetró un sirio de 27 años, muerto al detonar la bomba que llevaba en su mochila y con la que pretendía acceder a un festival al aire libre.

En el tiroteo de Múnich murieron diez personas, incluido el atacante, un muchacho de 18 años obsesionado por otras matanzas como la del ultraderechista noruego Anders Breivik en 2011.

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