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Campo de Gibraltar

Los otra cara del drama: los duros trámites para las familias

La asociación Caminando Fronteras critica que no se hubiera llevado a Algeciras el cuerpo de una mujer encontrado en la patera localizada el día 14 por Salvam

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  • Cadáver encontrado el pasado día 14 -

Lissandra, Vera, Samuel... son algunos de los nombres que encarnan las cifras del último drama en aguas del Estrecho de Gibraltar, el ocurrido el pasado fin de semana. Con ellos eran once las personas en total las que salían el pasado jueves 12 en una patera desde Marruecos con una ilusión común fijada en el horizonte, tras15 kilómetros de un mar imprevisible.

En concreto, compartieron este riesgo cinco senegaleses, tres cameruneses, dos congoleños (una madre, Vero, y su hijo Samuel), y una costamarfileña. Con un duro pasado detrás, y con un futuro movido por las fuertes corrientes del Estrecho.

“Estuvimos hablando con ellos cuando salieron, y avisamos a Salvamento Marítimo cuando nos dijeron que iban mal”, recuerda Helena Maleno, de la asociación Caminando Fronteras,  representante de este colectivo de apoyo a las redes migrantes.

Un día después de ellos, el día 13 salió otra patera con diez personas, de las que siete eran hombres y tres mujeres. Dos de ellas de la República Democrática del Congo y una de ellas de Islas Comores.
Maleno cuenta que la búsqueda de la primera patera se desactivó el jueves al afirmarse que la estaba buscando Marruecos. La de la segunda embarcación concluyó al oscurecerse el día.

La irrupción del descubrimiento de los primeros cadáveres encontrados en las costas de Tarifa y Algeciras entre el viernes y el sábado reactivó las labores para la localización de las embarcaciones y sus tripulantes.

Fue el sábado 14 cuando se encontró la patera que salió el aciago viernes 13. Fue trasladada, entonces ya con ocho ocupantes, entre ellos  el cuerpo sin vida de una mujer: Brenda.

Había salido de la República Democrática del Congo , un país, como remarcó Malena, marcado por los conflictos relacionados con las minas del coltán, material imprescindible para los móviles, y en cuyos alrededores, la edad media de la primera violación en mujeres está entre los 13 y los 15 años, según los datos aportados por el colectivo.

Brenda fue enterrada este viernes, no sin complicaciones. “No entendemos por qué se llevó esta patera a Ceuta y no a la península. Fue un error porque en Ceuta hay muy pocas cámaras frigoríficas. De hecho, dijimos al juez que esperase un poco para que a la familia de Brenda le diera tiempo llegar antes de que la enterrasen, pero hoy (por este viernes 19) ya llamó porque la familia no llegaba, diciendo que había cuatro cadáveres y solo dos cámaras frigoríficas”, explica Helena Maleno, quien detalló que finalmente la familia pudo llegar a tiempo a Ceuta.

La activista cuenta que  Nela, una de las mujeres que iba en esa patera y que ha asistido también a esta despedida,“vio morir a su amiga del alma Brenda, y está en Ceuta en un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) sin recibir ningún tipo de asistencia psicológica para este trauma”.
En esta segunda patera faltaban dos personas en el momento de su localización. Ambas, de origen senegalés,  saltaron al agua por la angustia de encontrarse a la deriva y ver la costa española “tan cerca”. Su intención era llegar a nado.

De todas las personas desaparecidas de las dos pateras, 14 en total, han aparecido en total cinco cadáveres en las costas españolas. “En Marruecos hemos comprobado todas las morgues y no han aparecido ninguno de los cuerpos”, afirma la integrante de Caminando Fronteras.
Así, entre los mencionados cuerpos sin vida descubiertos en las costas del Campo de Gibraltar, está el de Brenda, ya enterrada, en el cementerio de Santa Catalina. Tres personas de su familia pudieron asistir a la ceremonia- dos mujeres y un hombre- tras venir desde Francia. Una de ellas es su hermana.

Entre Algeciras y Cádiz hay tres jóvenes senegaleses, los cuales han sido identificadas por sus familiares,  que llegaron este viernes para llevar a cabo estos penosos trámites.

También precisa Helena Maleno que “ha venido la hermana de Larissa, ya la ha identificado y está haciendo los trámites para expatriarla a su país de origen. Está pidiendo ayuda a sus autoridades para poder repatriarla”. Larissa se la jugó a todo o nada en la primera de las pateras, la que salió el jueves, en la que iba Vero, la madre congoleña, junto a su hijo de cuatro años. “Hay también otro chico camerunés, Marcial, del que se ha encontrado su cuerpo. Hemos hablado con su familia de Camerún, que nos ha dicho que había alguien que lo conocía también y que está en Algeciras”, comenta Helena. El resto están desaparecidos.

Como Vero y  Samuel. No hay rastro de ellos. “Han llamado familiares desde todos lados del mundo, porque claro, ellos son de la R.D. del Congo, pero tienen mucha  familia refugiada en distintos países del mundo. De hecho, su hermana milita como activista de los derechos humanos en Francia”, relatan desde Caminando Fronteras.

Su drama se une al caso del hermano de Nerlán, otro chico camerunés, cuyo cuerpo no se ha encontrado. “Lleva tatuado el nombre de su hijo pequeño en el brazo”, comenta Maleno. La también periodista resalta que “esa angustia de no encontrar los cuerpos es también algo horrible” y que “en África hay un respeto muy grande a los muertos”.

El resto, los que sobrevivieron, fueron llevados al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta: un costamarfileño, un adolescente de R.D. del Congo, otra chica del Congo (la amiga de Brenda),  otra chica de Islas Comores, y dos chicos cameruneses.

El séptimo rescatado de esta segunda patera sigue en la península, porque “al parecer iba muy mal en la patera y lo llevaron en avión al hospital de Jerez”. “No somos igual de diligentes en buscar esas pateras que en buscar dos niños franceses, ingleses, o españoles que se perdieran en una ‘toy’ y quedaran a la deriva en el Estrecho. No hubiéramos parado de buscarlos por la noche”, dijo Malena, lamentando el cementerio de sueños ahogados del Estrecho de Gibraltar.

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