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Martes 21/05/2024  

Andalucía

La inminencia del cambio de Gobierno dispara todas las quinielas

Alonso, De la Calle, De Llera e incluso Sánchez Maldonado figurarían entre los cuestionados. Mario Jiménez parece llamado a entrar en el futuro Ejecutivo.

  • De la Calle y Alonso -

Nuevos tiempos, nuevas caras. El arreón que Susana Díaz se ha empeñado en dar al segundo tramo de la legislatura tras su aterrizaje definitivo en Andalucía parece que lleva adosado una casi inevitable e inminente remodelación de su Ejecutivo. Se llegó a especular con que eso ocurriese este mismo martes tras la reunión en la que las cúpulas del PSOE y de Ciudadanos pasaron revista al pacto de investidura rubricado en 2015. El debate de este miércoles en el que la presidenta sometió a examen su gestión lo desaconsejaba y ahora el nuevo runrún apunta a este viernes. Solventado el trámite en la Cámara Susana Díaz tendría ya las manos libres para reajustar su Gabinete. O lo hace en los próximos días o el calendario se le complicaría entre el siguiente fin de semana, el del Congreso Federal del PSOE, y lo que se avecina después, el pistoletazo de salida del Congreso Regional que desembocará con la cita del 29 y 30 de julio.

No hay cargo político en la Junta que se atreva a confirmar algo, pero las quinielas y especulaciones sobre caídas en desgracia y ascensos fulgurantes recorren desde el arranque de semana los pasillos del Palacio de San Telmo, circulaba de nuevo hoy por los del Parlamento de Andalucía y se ha propagado entre las sedes de las consejerías. Es el comentario estrella, con mil versiones y otras tantas intoxicaciones interesadas. Cada interlocutor maneja su propia lista. Entre los señalados como candidato a salir del Consejo de Gobierno suele aparecer en primer lugar Aquilino Alonso. La imagen el consejero de Salud quedó muy deteriorada cuando las protestas ciudadanas en Granada y posteriormente en el resto de provincias cuestionaron la capacidad de gestión del Ejecutivo regional. Tuvo que digerir una sonora derrota en forma de retirada de los proyectos de fusión hospitalaria e incluso la renuncia (llámese también destitución camuflada) de su equipo directo como parte de la estrategia para calmar las aguas.

En los pronósticos de defenestraciones se ha colado también en los últimos días el nombre del titular de Empleo, Empresa y Comercio, José Sánchez Maldonado. Susana Díaz lució en el debate de este miércoles las cifras de la reducción del paro desde que arrancó su mandato como uno de los avales de su gestión, aunque hay otros lastres que jugarían en contra y que podrían acabar por decantar la balanza en su contra. La presidenta es consciente de que la oposición, y en especial el PP, han encontrado en él una diana ideal para reprocharle día tras día las consecuencias para Andalucía de la supuesta trama orquestada en torno a los cursos de formación. Ni se ha informado en tiempo del volumen de dinero recuperado ni se logró desatascar la convocatoria de los nuevos cursos, la primera tras la anulación y la consiguiente devolución de fondos al Estado que tanto rédito da al PP.

Hay más señalados. Por ejemplo los titulares de Justicia y de Educación. Del primero, Emilio de Llera, hay sindicatos que en privado llegan a admitir que con los escasos medios de que dispone ha sabido capear el temporal. En su contra juega que desde hace meses tiene adosado a su currículum el dudoso honor de ser un consejero reprobado por el Parlamento por sus polémicas declaraciones en Ondaluz TV, cuando se despachó a gusto contra la imparcialidad de jueces y fiscales. Sus declaraciones la pasada semana en las que cuestionaba la capacidad de los periodistas tampoco contribuyen a su salvación. Adelaida de la Calle también ha ido acumulando errores, desde un amago de sublevación de la concertada hasta el decreto de Educación Infantil que tuvo que ser enmendado a última hora. 

El capítulo en el que hay más discrepancias es el de a quién atribuir la etiqueta de "perfil bajo". Susana Díaz diseñó en su día un Gabinete con rostros que le hicieran poca sombra, poco mediáticos, y quizás ahora la nueva estrategia pase por buscar a quien haga más ruido. Se especula seriamente con la posibilidad de que en ese nuevo Ejecutivo irrumpa, y con fuerza, la figura de Mario Jiménez. Portavoz del Grupo Socialista, el onubense sería recompensado por los duros meses trascurridos desde octubre en los que ha compaginado su condición de voz del PSOE en el Parlamento con el de portavoz de la gestora de Javier Fernández en Ferraz. Ese recorrido bajo los primeros focos nacionales acumulado en las alforjas podría tener continuidad como nuevo hombre fuerte de Díaz en el Consejo de Gobierno. Hay quien apunta incluso más alto y le sitúa como vicepresidente, aunque ese órdago sería descomunal porque implicaría desplazar a Manuel Jiménez Barrios, al que no se olvide hasta hace menos de un mes se consideraba el mejor situado para sustituir a la presidenta cuando ésta venciese en las primarias y decidiese, llegado el momento, entregar a un sucesor las llaves de la Junta. A Mario Jiménez, que en su día sonó como heredero de Griñán antes de que el dedo sucesorio recayera sobre Díaz, hay quien también le coloca como portavoz del Ejecutivo, lo que obligaría a encontrar acomodo a Miguel Ángel Vázquez.

El "perfil bajo" podría costar también el puesto a otros consejeros. Entre los de Cultura (Rosa Aguilar) y Medio Ambiente (José Fiscal) hay quien también rifa relevos. Otras versiones apuestan por ver a alguno de ellos salvados pero sosteniendo otras carteras. Un cambio de cromos. Entre quienes se salvarían de la quema aparecen María Jesús Montero, de quien entre bambalinas siempre se comentó que entró a última hora en el Gobierno diseñado por Susana Díaz en 2015 pero a la que se le reconoce su capacidad de gestión (ojo, hay quien también recuerda en voz baja que fue ella la que diseñó las polémicas fusiones hospitalarias que le pueden costar el cargo a Aquilino Alonso). Su experiencia y su carácter parecen adecuados para seguir en Hacienda, más aún cuando queda bastante que batallar con Madrid. Tampoco peligraría, siempre en teoría, Antonio Ramírez de Arellano, aunque también podría estar llamado a otras tareas. 

Hay un nombre que en los últimos días ha ganado fuerza para recibir mayores atribuciones. Es el de Javier Fernández, consejero de Turismo. Con un expediente inmaculado en su gestión, es uno de los hombres de confianza de Susana Díaz e incluso amigo íntimo. Podría ocupar funciones de más responsabilidad. El futuro del resto de compañeros entra en terreno de la incógnita.

También se barajan incorporaciones externas. Circulan nombres de algún que otro diputado joven y poco quemado en la trinchera del primer tramo de legislatura. Tendrían poca experiencia en primera fila, pero a favor jugaría que están contaminados y la oposición tendría poco que reprocharles. 

Con algunos de esos mimbres puede estar diseñando Susana Díaz su futuro Ejecutivo. La alineación final y el momento en el que ejecute el cambio sólo está en su cabeza y la de sus más fieles escuderos. "A mí al menos no me ha llamado nadie", confesaba este miércoles un consejero antes de entrar en el Salón de Plenos del Parlamento. El único dato objetivo a día de hoy es que hay nervios, y muchos, en todas las consejerías. "¿Qué se sabe?", pregunta a la Prensa desde una de ellas el asesor de un consejero que quizás no tenga asegurado el cargo a corto plazo.

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