El escritor indio Aravind Adiga, que ganó en octubre el prestigioso premio británico Man Booker por su primera novela, Tigre blanco, señaló que con este libro pretendía “dar voz a la que gente de la India que no la tiene”, a las clases sociales más humildes.
Tigre blanco (Miscelánea en castellano y Amsterdam en catalán) narra la historia de Balram Halwai, sirviente, filósofo, emprendedor y malhechor, que durante siete noches cuenta toda su historia.
Nacido en el corazón de la India, trabaja en una tienda de té mientras va dando forma a un sueño, escapar de la orilla del Ganges y para ello se traslada a Delhi, donde se convertirá en conductor de rickshaw (cochecito tirado por un hombre), un primer paso hacia su ascenso a la cima con un camino en el que se verá obligado a derramar un poco de sangre.
En una entrevista concedida a Efe, Aravind Adiga (1974) dijo que su intención era “subvertir dos ideas muy asumidas en la literatura india: los personajes pobres carecen de sentido del humor y suelen ser presentados de forma condescendiente, y además no tienen capacidad para el crimen”.
El libro, añade el autor, se enfrenta con las visiones de esa sociedad invisible que tienen el Partido Nacionalista, la derecha, y el estereotipo en que se ha quedado la mirada de la izquierda.
“Crecí leyendo biografías y autobiografías de personas conocidas, pero quería escribir sobre gente de la que nunca nadie habría hecho una biografía”, manifiestó el autor de la obra.