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Cádiz

El drama de morir en soledad

Hallan el cuerpo de una mujer que llevaba varias semanas muerta en su vivienda de la calle García de Sola, en Cádiz capital

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Andaluc�a Informaci�n
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  • Los casos de ancianos que fallecen solos en sus casas se multiplican cada año
  • Tan sólo en Andalucía residen más de 1.320.000 personas con más de 65 años
  • Las instituciones públicas deben poner herramientas para combatir este problema

El término japonés ‘kodokushi’, o "muerte solitaria", se refiere a una persona que muere sola y su ausencia pasa inadvertida durante semanas hasta que un vecino se da cuenta. Debido al envejecimiento creciente de la población nipona este término cada vez se usa trágicamente con más frecuencia. En España, aunque en menor medida, este fenómeno también está creciendo en los últimos años. Sin ir más lejos, Cádiz amanecía este pasado miércoles con la triste noticia de que hallaban el cadáver de una señora de 87 años en su vivienda de la calle García de Sola. Isabel, que así se llamaba, vivía sin compañía alguna desde hacía veinte años.

Desafortunadamente no se trata de un caso aislado, ya que es cada vez más recurrente leer este tipo de titulares en los periódicos. En la capital gaditana un hombre fue hallado en su domicilio el pasado mes de julio después de llevar unos diez días sin vida. Se repitió el caso en el mes de agosto, y también en mayo de 2017. El caso más extremo fue el de Pilar Manzano, la mujer hallada muerta en su domicilio de la calle Columela en 2015, cinco años después de su muerte.

Hace justo un año Joaquim Bosch, exportavoz de Jueces para la Democracia, alertó de que estos casos se multiplican. Y según apuntaba Bosch, el problema radica en que hay un gran volumen de población envejecida viviendo sola. En Andalucía había 1.320.239 personas de más de 65 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el 2017. La sociedad no estaba preparada para vivir tanto y por lo tanto las administraciones tampoco. Los núcleos familiares se debilitan debido a las circunstancias sociales, y las instituciones no han atendido esa carencia.

Bajemos a la calle

Concretamente en este sentido, el Ayuntamiento de Cádiz y Cruz Roja Española presentaron el pasado mes de noviembre el programa ‘Bajemos a la calle’ con el que se buscará romper el aislamiento social de ancianos residentes en el centro de la ciudad. El Plan Local de Salud cuenta con un estudio realizado por el centro de salud de El Olivillo en el que se expone que en 2015 y 2016 se identificaron 116 mayores con posible confinamiento en el barrio. “De estas 116, más de la mitad son autónomas en sus domicilios pero permanecen confinadas incluso durante años por la imposibilidad de superar las barreras arquitectónicas”, apuntaba Eva Tubío. Este encierro “incide de forma directa en la pérdida de salud física, psicológica y social. No sólo en ellos, también en sus cuidadores”. Todo esto provoca que se encuentren en una situación de soledad que puede derivar en aislamiento social.

Esta iniciativa, que comenzará como experiencia piloto en el casco histórico, tiene como objetivo evitar —o al menos dismunuir— que se repitan casos como el de Isabel. Son estos mecanismos de protección por parte de las instituciones los únicos que pueden frenar la trágica situación de morir en soledad. 

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