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Sevilla

Sánchez y Díaz, reencuentro con Espadas pero sin esgrima

Los líderes socialistas se reencuentran en Sevilla para arropar a Juan Espadas, el candidato a alcalde de su partido en la capital andaluza

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Susana Díaz y Pedro Sánchez se han reencontrado este sábado en Sevilla, la ciudad que últimamente es testigo de la unidad que ambos, por encima de lo que pase en despachos cerrados, quieren exhibir en público, siempre que haya una excusa para verse ante un atril y centenares de militantes.

Y hoy lo han vuelto a hacer en paz, aunque arropando a Juan Espadas, el candidato a alcalde de su partido en la capital andaluza.

Los dos han llegado a la vez al auditorio del hotel sevillano en el que se ha convocado a unas 1.500 personas para acompañar a su candidato, pero han entrado en la sala por separado, con unos diez metros por delante el presidente sobre la expresidenta, repartiendo los habituales besos y haciéndose selfis con los militantes que hacían pasillo para llegar al escenario.

Ese pasillo dice mucho del apoyo que ambos tienen en suelo andaluz, de lo que lo dos han tardado en llegar al atril, de los besos y abrazos repartidos, pero del poco contacto que, hasta llegar a sus sillas, han tenido ambos líderes políticos.

Los gritos de "Pedro, Pedro" y "Susana, Susana" los han levantado de sus sillas un instante, antes de que comenzase a hablar la secretaria general socialista en Sevilla, Verónica Pérez, aquella que el 26 de septiembre de 2016 acuñase aquella frase de "la única autoridad en el PSOE ahora mismo soy yo", la misma que hoy no se ha dirigido directamente a Sánchez, aunque sí ha dicho que "tendremos mucho que celebrar el 28 de abril".

Mientras Pérez hablaba, Díaz se ha acercado un par de veces a Sánchez para aclararle algunas de las frases con sentido más local de su compañera, y luego, en el escenario, ha hecho una encendida defensa de la legitimidad del Gobierno de Sánchez, y ha dicho que, de cara a las próximas elecciones, "Pedro lo va a hacer con honor, con orgullo, con ilusión y con ganas".

"No nos van a enseñar cómo amar a este país porque se ama a España defendiendo la educación pública, universal, la sanidad universal, como has hecho", ha aludido directamente a Sánchez, sin frases más allá de lo programado, y conscientes ambos de que, hasta que el 26 de mayo terminé la maratón electoral que se inició ayer, se van a encontrar en muchas ocasiones.

Díaz ha terminado tapada con aplausos, tan centrada en amparar a Sánchez como anfitriona que le ha dado paso sin darse cuenta de que el protocolo marcaba que, tras ella, tenía que intervenir Juan Espadas, tan en su papel que ha dicho: "Perdonad la confusión, pero estamos todos pendientes del 26 de abril", en lugar del 28.

Aunque no ha habido grandes gestos de uno a otro, Sánchez le ha dado las gracias a Susana Díaz nada más empezar: "Por tu compromiso con Andalucía", y ha añadido una frase para la historia: "Que sepa todo el mundo que estamos juntos".

Eso sí, en la foto final han estado separados, porque en medio ha estado Juan Espadas, al que Sánchez ha abrazado al terminar el discurso, antes de dar dos besos a Díaz, que se ha apartado protocolariamente para dar protagonismo al candidato a la Alcaldía.

Lo que sí parece claro es que los socialistas han aprendido que las guerras internas no deben salir de los despachos, de modo que entre el público se ha eludido cualquier comentario que diera que pensar sobre el distanciamiento entre Díaz y Sánchez, con ejemplos como el de la alcaldesa de Marchena (Sevilla), María del Mar Romero, que no se pronunciaba sobre si es "sanchista" o "susanista": "Soy del PSOE, somos del PSOE".

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