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“Poder vivir de la música sería mi sueño”

Guillermo López compone la música y letra de sus temas de rock y metal progresivo. Su música se podrá oír en Spotify

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  • Guillermo López ha tocado todos los instrumentos en el trabajo que acaba de editar. En este caso, tocando la batería. -

Guillermo López Rosado es uno de esos jóvenes que ha encontrado en la música una vocación y, tal vez, una profesión para el futuro. El hecho de haberse autograbado un disco de rock y metal progresivo con temas propios lo hace al menos interesante y misterioso.

Nacido en 2000, fue estudiante del colegio San Miguel y después del IES Guadalpeña, donde se inició con el grupo Artemisia al lado de unos amigos que, como él, andan desperdigados por media Andalucía haciendo carrera. Actualmente estudia en Sevilla la especialidad de Ingeniería Informática.
En su niñez, combinó la escuela con las clases en el Conservatorio Elemental de Música ‘Vicente Gómez Zarzuela’. Fue allí donde hizo sus primeros pinitos con la flauta travesera. Después acabaría sus estudios de música en el Conservatorio de Jerez.

En su ópera prima, que ha titulado ‘Rising rose’, ha actuado como compositor de los temas , autor de la música, arreglista; tocando todos los instrumentos (Guitarra eléctrica, batería, flauta y bajo), editando y, finalmente, produciendo todo el trabajo; es decir, ha dirigido solo y en casa todo el proceso de principio a fin. El rock es su pasión, para encontrar un referente histórico en grupos como Led Zeppelin, Pink Floyd o Yes …., que conociendo los precedentes familiares no nos ha de extrañar, pues su padre, Javier, es un gran aficionado al rock en todas sus vertientes, particularmente el rock sinfónico y el rock andaluz. En casa se ha escuchado buena música toda la vida -también clásica por la influencia de su madre, Pilar. Sin embargo, sus principales referencias proceden de bandas más recientes de sonido metal progresivo, como Dream Theater o Son of Apollo.

Con su disco se abre camino en el intrincado mundo de la música, pero sin prisas y con paso firme. Por ahora solo se puede escuchar en internet, e incluso descargarlo por tan solo tres euros y, de paso, colaborar con la causa. Guille cuenta con un equipo técnico amplio y sofisticado que su padre le procuró (batería, dos guitarras eléctricas, dos pedaleras y el teclado), así como la insonorización de una habitación de casa.

Aunque se trata de una experiencia en solitario, no da por disuelto su grupo Artemisia que tantos buenos ratos le ha reportado. Pero mientras tanto, sigue disfrutando de un disco que suena bien, potente, desgarrado, estridente y sincero, que derrama el espíritu del rock. Entre sus intenciones figura difundir su trabajo en emisoras de radio y, tal vez a partir de la próxima semana, darlo a conocer en Spotify.

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