Cooper pronunció ayer una conferencia en el campus gijonés de la Universidad de Oviedo, ciudad en la que recibirá mañana el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2009, que comparte con su compatriota Ray Tomlinson, considerado el inventor del correo electrónico.
El padre del teléfono móvil, que realizó la primera llamada en la Sexta Avenida de Nueva York en 1973, ha asegurado que está en camino una “revolución sanitaria” a través de los dispositivos telefónicos.
Éstos, ha apuntado, también se convertirán en una herramienta educativa e incrementarán la seguridad personal.
El ingeniero estadounidense ha afirmado que a través de un sensor se pueden medir hasta 39 constantes vitales que a través de un sistema de radio transmitirá estos datos al móvil.
Con esta información un infarto de miocardio puede prevenirse entre dos y 24 horas antes de producirse y con un comprimido de mitroglicerina puede salvarse una vida, ha valorado.
Ha reconocido, no obstante, los problemas de privacidad que puede suponer ya que conocer la salud de una persona en todo momento puede ser utilizado en su contra, pero ha mantenido que la evolución de las tecnologías implica hacer concesiones si los beneficios son mayores.
La trayectoria sanitaria de los móviles, ha asegurado, también podría ayudar a los enfermos de diabetes y contribuir a atenuar los efectos de la obesidad con un control constante de las calorías introducidas.
“No nos interesa la tecnología sino lo que hace para mejorar la vida del ser humano”, ha manifestado. En este sentido, ha explicado a los futuros ingenieros que el mayor peligro de su profesión es “inventar por inventar”.
A su juicio, no se trata de que los aparatos contengan infinidad de aplicaciones sino en que faciliten la existencia de las personas y sean intuitivos porque lo que no puede ser, ha dicho, es que los libros de instrucciones pesen más que los propios terminales.
Cooper piensa que el mundo y los medios de transporte son suficientemente grandes para que cada invento tenga su soporte ya que, en caso contrario, ninguna de las aplicaciones funcionará correctamente.
Para evolucionar, ha sostenido, es necesario volver a los principios básicos de la telefonía móvil aunque ha reconocido que los mayores problemas de la telefonía residen en los altos costes y los políticos y las compañías de telecomunicaciones, dirigidas por ejecutivos.
En su opinión, en el reto de investigar es fundamental lograr la eficiencia para disminuir entre diez y cien veces los costes y permitir que hasta las personas “más humildes” accedan a sus beneficios.
El ingeniero ha explicado que inventó el teléfono móvil guiado por la convicción de que el ser humano necesita libertad y no puede estar atado a “un cable” para comunicarse.