“No podemos más. Son once años y medio con impagos, hay compañeros a los que se le deben hasta 24 nóminas...esto es insostenible”. Es la desesperación con la que se manifiestan los trabajadores de las salinas de Bonanza, pertenecientes a Alabasía, la antigua empresa Proasal, actualmente en fase final del concurso de acreedores.
Desde este miércoles han comenzado una huelga indefinida que secundan más de 30 empleados de las salinas de Sanlúcar, de una plantilla de 35. Pretenden así dar a conocer su situación y apelar a la jueza que instruye el concurso de acreedores para que agilice el proceso. “Es una situación de estrés total, hay compañeros con medicación, que han perdido su casa, su coche... ha habido hasta separaciones”, explican los trabajadores afectados por los impagos.
A esta situación se suma las condiciones de trabajo. “Las instalaciones en las que estamos no cumplen la normativa y estamos trabajando en muy malas condiciones”, sostienen los miembros de la plantilla que han encontrado el respaldo de CCOO para iniciar esta protesta. Ni siquiera facilitan sus nombres “por miedo a represalias por parte de la empresa” que, sostienen, “no tiene dinero y lo único que nos dice el dueño es que nos vayamos al paro. Pedimos una solución”.
