La asociación agraria Asaja ha solicitado a la Junta que autorice de forma excepcional durante este mes la caza de jabalíes y ciervos como medida para contrarrestar los "graves daños" que las incursiones de esta fauna silvestre están provocando en el campo.
Los agricultores argumentan que esta actividad de control se realiza individualmente o por un máximo de tres cazadores con distancias de más de 250 metros entre sí, con lo que no se incumple lo establecido en el real decreto por el que se declara el estado de alarma.
Asaja pide además a la Junta que a partir del 1 de mayo, fecha normal de inicio de plazo, se flexibilice lo estipulado en cuanto a movilidad y se permita que el titular de un coto pueda facultar a terceros para su práctica.
El colectivo ha puesto de manifiesto los "importantes daños ocasionados por conejos en los cereales en un momento crucial de su desarrollo vegetativo y la necesidad de que se permita salir al campo para su captura en vivo, siempre cumpliendo las normas sanitarias estipuladas en estas anómalas circunstancias", indican en una nota.
Los agricultores relatan que el decreto que declara el estado de alarma por la pandemia del coronavirus y sus posteriores revisiones afecta al sector cinegético en lo relativo a la restricción de los desplazamientos, puesto que se permiten únicamente para garantizar la alimentación, saneamiento y cuidado básico de los animales auxiliares de caza y se suspende la actividad cinegética en los cotos de caza.
Actualmente no es periodo hábil, hasta el 1 de agosto que se inicia la media veda, pero el 1 de mayo se abre el plazo para la modalidad de aguardo nocturno o espera para control de daños por fauna silvestre y las actuales circunstancias por el estado de alarma limitarán su práctica, ya que sólo podrán realizarse por parte del titular o guarda del coto que resida en la explotación cinegética.
Así las cosas, se están produciendo constantes incursiones en los campos de cultivo de la fauna silvestre, fundamentalmente jabalíes y ciervos, debido a que los agricultores limitan su presencia a labores agrarias estrictamente necesarias y no pueden ejercer la vigilancia, lo que está causando graves perjuicios en cultivos herbáceos y cultivos arbóreos como olivar y almendro en toda la provincia, y la cereza en la zona norte de Granada.
Los daños causados por los conejos también proliferan y del mismo modo están siendo perjudiciales para estos cultivos, más gravemente en los cereales, al encontrarse en un momento crucial de su desarrollo vegetativo.