La Comisión Europa ha informado en julio de la apertura de una dictamen motivado contra España en el que da un plazo de tres meses para adoptar las medidas necesarias para subsanar las deficiencias detectadas en la implementación de la Directiva 91/676/CEE, relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por nitratos utilizados en la agricultura y la ganadería.
“La contaminación difusa es más compleja que resolver que la contaminación puntual”, señala Antonio Amarillo, responsable del área de Aguas de Ecologistas en Acción, por correo electrónico. Explica que, efectivamente, “la más extendida sigue siendo la contaminación por nitratos cuyo origen está ligado a la fertilización de los suelos por compuestos nitrogenados en la agricultura intensiva de regadío”. La transformación en regadío de miles de hectáreas de secano, tanto de cultivos herbáceos como leñosos, es una de las principales amenazas.
Pero también afecta, en especial a las masas de agua subterráneas, el incremento de la ganadería intensiva, fundamentalmente granjas de cerdos. “En el Guadalquivir, se prevén incrementos de la cría porcina de un 10% en 2027”, apunta. “La situación es preocupante en Granada, con decenas de explotaciones funcionando y decenas proyectadas”, agrega. El negocio también ha encendido las alarmas en Sevilla.
Según relata, “el truco de las grandes empresas es no exceder en sus proyectos de un determinado número de cabezas de ganado, consiguiendo que sean las entidades locales las que al final acaben tramitando toda la documentación, que miran más por la fijación de la población y el aumento del empleo en un corto periodo de tiempo que por las consecuencias que sobre el medio ambiente tendrá su puesta en funcionamiento”.
Este tipo de contaminación “altera el equilibrio del ecosistema acuático, favorece la resistencia a los antibióticos y puede ser vector de transmisión de varias enfermedades”.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha determinado las superficies continentales afectadas. En Andalucía, se cuentan 36 masas de agua contaminadas o en riesgo de estarlo por aportación de nitratos de origen agrario, el 18% del total de España; y 81 estaciones de aguas subterráneas, el 8,2% con respecto al conjunto del país. En respuesta parlamentaria, el Gobierno aclara que corresponde a las comunidades designar las zonas vulnerables y establecer programas de acción en los que se establecen obligaciones en cuanto al manejo de fertilizantes, dosis de abonado, técnicas para llevarlo a cabo y técnicas de cultivo.
Actualmente, también se encuentran en periodo de consulta pública los esquemas provisionales de Temas Importantes correspondientes a los planes hidrológicos de cada demarcación hidrográfica, que definen y analizan los principales problemas y esbozan las posibles alternativas para su solución. En todas las demarcaciones hidrográficas figura la contaminación difusa, principalmente debida al exceso de nitratos de origen agrario, como uno de los Temas Importantes.
“Andalucía tiene una normativa más laxa que otras regiones -advierte Amarillo-, y no está prestando suficiente atención a las exigencias medioambientales y los controles de la grave contaminación de los acuíferos”. Y remarca que “este problema no puede solucionarse con inversiones en infraestructuras como los vertidos urbanos, sino que exige cambios en la gestión agrícola y del territorio”.
Ecologistas en Acción propone aplicar sin demora la directiva de nitratos y promover un plan de reconversión hacia la agricultura ecológica de forma progresiva, con el apoyo de las administraciones públicas o limitar los desarrollos agrarios en zonas con tasas de pérdida de suelo muy elevadas y en zonas próximas a los cauces.
Igualmente plantea implementar medidas basadas en la naturaleza para la retención de nutrientes mediante la creación de franjas de vegetación entre parcelas y linderos que tengan una anchura tal que garantice su eficacia como área de tampón frente a la contaminación difusa agraria y que no solo actúan contra los nutrientes y los pesticidas, sino que sirven para amortiguar las escorrentías que dan lugar a fenómenos de erosión.
Amarillo apunta que, igualmente, hay que regular actividades mineras y observar la contaminación que producen las viviendas aisladas, dado que muchas acaban constituyendo asentamientos fuera de ordenación. “No se le da mucha importancia a esto pero también pueden ser causas de presión”, concluye.