Un estudio de la Universidad de Granada señala que practicar ejercicio mejora la microbiota intestinal (bacterias del intestino).
Se trata, según ha informado la institución académica, de la revisión sistemática más completa hasta la fecha sobre este tema, que analiza 18 artículos científicos.
Los resultados muestran una asociación positiva entre la actividad física y la capacidad aeróbica sobre la diversidad y composición microbiana, mientras que las intervenciones en ejercicio parece que influyen positivamente en la composición microbiana.
Actualmente, la microbiota intestinal (las bacterias del intestino) ha adquirido mucha importancia en investigación porque interviene en la nutrición, en diversas funciones metabólicas y en el desarrollo y maduración del sistema inmune.
Cuando estas bacterias se encuentran en equilibrio, estado conocido como 'eubiosis', el sistema se halla en situación de buena salud, pero cuando este equilibrio se rompe dando lugar a un desequilibrio bacteriano denominado 'disbiosis', se produce un estado de posible patología.
Varios estudios han observado que las personas que sufren patologías como la obesidad, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares presentan un desequilibrio bacteriano en su intestino.
Además, en modelos animales se ha visto que el ejercicio restaura el estado de eubiosis, es decir, el equilibrio bacteriano, mejorando así su salud.
Los investigadores de la Universidad de Granada han realizado la revisión sistemática más completa hasta la fecha sobre este tema, en la que han analizado los resultados de 18 artículos.
Los resultados, publicados en la revista 'Clinical and Translational Gastroenterology', muestran una asociación positiva entre la actividad física y la capacidad aeróbica sobre la diversidad y composición microbiana, mientras que las intervenciones en ejercicio parece que influyen positivamente en la composición microbiana.
Varios estudios han sugerido que existe una comunicación entre el músculo esquelético (sistema afectado directamente por el ejercicio) y el intestino, de manera bidireccional.
El músculo esquelético durante el ejercicio es capaz de liberar moléculas antiinflamatorias, llamadas mioquinas, que son capaces de modificar la función del intestino.
A su vez, el intestino produce ácidos grasos de cadena corta que intervienen en la función muscular, creando así el término eje músculo-intestino o intestino-músculo.
En conclusión, según los 18 estudios incluidos en la revisión, cuanto mayor es el nivel de actividad física y de capacidad aeróbica mejor es la diversidad y composición bacteriana y se aumentan los ácidos grasos de cadena corta en las heces de adultos sanos.
Además, las intervenciones de ejercicio parecen influir positivamente en la composición bacteriana.
Sin embargo, la heterogeneidad de los estudios examinados impide sacar conclusiones más sólidas, advierten los investigadores.
Por lo tanto, aunque la evidencia actual apunta a que el ejercicio tiene un efecto positivo sobre la microbiota intestinal humana, "se necesitan más y mejores estudios para confirmarlo".
Provincia de Granada
Practicar ejercicio mejora la microbiota intestinal, según un estudio
Los resultados muestran una asociación positiva entre la actividad física y la capacidad aeróbica sobre la diversidad y composición microbiana
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