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Sevilla

Descubren en Valencina un "cráneo" de la Edad del Cobre

Las excavaciones en el yacimiento entre Valencina y Castilleja de Guzmán (Sevilla) descubren un "cráneo de uro salvaje" interpretado como "ofrenda ritual"

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  • El descubrimiento. -
  • Fue hallado en una

Las excavaciones arqueológicas promovidas en el sector septentrional del yacimiento que albergan los términos municipales de Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán, fruto del asentamiento humano que acogía dicho entorno de la provincia de Sevilla durante la Edad del Cobre, han deparado el descubrimiento de un "cráneo de uro salvaje prácticamente completo", interpretado como una "ofrenda ritual" de aquella antigua cultura.

Hablamos de las casi 780 hectáreas de los términos municipales de Valencina y Castilleja de Guzmán protegidas como zona arqueológica, a cuenta de los múltiples vestigios prehistóricos localizados en esta zona de la comarca del Aljarafe.

La mayoría de tales restos arqueológicos están relacionados con el asentamiento humano que, con mayor o menor periodicidad, habría acogido este territorio durante la Edad del Cobre, con los 'tholos' de La Pastora, Matarrubilla y Montelirio como máximos exponentes de dicha cultura.

En ese sentido, un estudio publicado en la revista científica Journal of World Prehistory y recogido por Europa Press exponía que con una extensión calculada de unas 450 hectáreas, --unas 230 de ellas como necrópolis y unas 220 de poblado--, el asentamiento calcolítico de Valencina y Castilleja de Guzmán sería "de lejos el mayor asentamiento de la Edad del Cobre" en toda la Península Ibérica y "posiblemente uno de los mayores de Europa occidental en la Prehistoria tardía".

EL PROYECTO VALENCINA-NORD

En este contexto se encuadra el proyecto de investigación bautizado como Valencina-Nord, promovido desde 2014 por la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad de Würzburg (Alemania) y el Museo de Valencina, para profundizar en el conocimiento de lo que habría sido el "poblado" de este asentamiento calcolítico, caracterizado principalmente por sus diversos monumentos funerarios y sus múltiples tumbas, objeto de no pocas actuaciones en los últimos años.

El proyecto, cuya dirección ostenta desde 2016 el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid y financiado por el propio Instituto Arqueológico Alemán y la Fundación Alemana de Investigación, contempla así "prospecciones en extensión de carácter sistemático y excavaciones puntuales", complementadas con "prospecciones superficiales; recogidas de material de superficie", estudios geomagnéticos y perforaciones manuales, según han precisado a Europa Press desde el equipo que encabezan Thomas X. Schuhmacher, del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid; Alfredo Mederos de la Universidad Autónoma de Madrid y Charles Bashore, de la Universidad de Granada.

Todo ello, para "estudiar y reconstruir los aspectos temporales, espaciales, económicos e ideológicos" de lo que habría sido el poblado ligado a la extensa necrópolis identificada con relación al citado asentamiento de la Edad del Cobre.

EL HALLAZGO DE LOS "FOSOS"

Gracias a las prospecciones geomagnéticas efectuadas hasta ahora sobre unas 19 hectáreas de la parte norte del yacimiento, según estos investigadores, ha sido posible identificar nueve "fosos" o zanjas excavadas con una finalidad defensiva, simbólica o quizá como parte de un complejo sistema de drenaje de agua, así como unos 200 hoyos tan sólo en la parcela municipal del Cerro de la Cabeza, atribuidos allí a "dos potenciales áreas habitacionales" del antiguo asentamiento calcolítico.

Fruto de la investigación, según Thomas X. Schuhmacher y Alfredo Mederos, se deduce que desde finales del cuarto milenio antes de la era actual y durante el tercer milenio, "se sucedieron seis recintos y diferentes áreas habitacionales" en dicho asentamiento prehistórico, como consecuencia de la evolución del mismo.

Para verificar y profundizar en los resultados de las prospecciones geofísicas, la citada investigación ha incluido excavaciones arqueológicas en la parcela municipal del Cerro de la Cabeza en 2017, 2018 y 2019, centrando la primera de tales campañas en "dos círculos formados por una serie de grandes hoyos" tras su detección previa mediante los estudios geomagnéticos, al objeto de "determinar su naturaleza y función".

La campaña de excavaciones del año 2018, según rememoran estos investigadores, estaba destinada a profundizar en el conocimiento de estos "grandes hoyos", contexto en el que fue descubierta "una estructura excavada en el subsuelo, que ya en superficie mostraba un alto contenido de huesos de animales".

EL "CRÁNEO DE URO"

El trabajo de campo acometido en torno a esta estructura, según desgranan Thomas X. Schuhmacher, Alfredo Mederos y Charles Bashore, de la Universidad de Granada, supuso el hallazgo de un "cráneo de uro salvaje", un bóvido que habitaba Europa Occidental hasta su extinción en 1627. El cráneo fue descubierto "entero", a excepción de uno de sus cuernos, "colocado boca abajo sobre una vajilla cerámica fragmentada del Calcolítico, junto con una azuela de piedra y una pata de un ovicáprido juvenil en conexión anatómica".

Los investigadores atribuyen la desaparición del cuerno ausente del cráneo de uro descubierto "a las labores agrícolas que se llevaban a cabo en la parcela antes de la excavación", explicando que el citado cráneo ha sido "extraído en bloque" con la tierra con la que estaba compactadado, dado su "frágil estado", de cara a su estudio en el laboratorio.

Igualmente, una muestra del cráneo de uro será sometida a un estudio genético para avanzar en el conocimiento de "la evolución de esta especie y el proceso de domesticación del ganado bovino en la Península Ibérica".

Y dado el hallazgo de este "cráneo de uro casi completo" junto a "piezas de animales en conexión anatómica", en una "cuidada disposición sobre un lecho de fragmentos cerámicos y junto con una azuela de piedra", los investigadores han indicado a Europa Press que tienen la certeza de que "se trata de un depósito intencionado, probablemente una ofrenda ritual".

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