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Cuando tus compañeros de trabajo se convierten en la ayuda que necesitas

Isabel Belmonte, trabajadora de Ayuda a Domicilio de Clece, afrontó el incendio de su casa arropada por sus compañeros

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  • Isabel junto a una usuaria. -
  • Para que remontara el vuelo, fue clave la Asociación Corazón y Manos. Isabel pudo seguir dando pasos e ir poco a poco retomando la normalidad

Y de repente te encuentras tu casa en llamas y ves cómo gran parte de tus bienes materiales desaparecen con el fuego y te quedas con lo puesto. Pero lo que es peor, tu hijo sufre quemaduras y tiene que ser ingresado en la unidad de quemados. Es una sensación de impotencia que puede dejarte sin fuerzas y sin ánimos para seguir adelante. En este momento, una mano que te ayude puede resultar clave para que puedas remontar el vuelo. Y esto fue lo que hizo Corazón y Manos para que Isabel, empleada de Clece, pudiera levantar la cabeza y poner los pies en el suelo, para poder seguir dando pasos e ir poco a poco retomando la normalidad en su vida.

Mis compañeros no han dejado que me quedase desamparada y me siento muy agradecida por todo lo que han hecho

Es este un ejemplo claro de la labor que esta asociación de empleados de Clece realiza para aquellas personas vinculadas a la empresa que se encuentran en una situación de vulnerabilidad.

Isabel Belmonte comenzó como auxiliar en el Servicio de Ayuda a Domicilio del municipio sevillano de Pilas en el año 2017, primero cubriendo unas vacaciones, y desde el pasado diciembre,vuelve a estar incorporada a la empresa, realizando un servicio en el que es importante la energía y empatía de los trabajadores con los mayores a los que atienden, cuestión que destaca Inmaculada Rodríguez, responsable de coordinación del Servicio de Ayuda a Domicilio de Clece en la provincia de Sevilla: “Isabel es una mujer profesional, prudente y que se ha tomado con mucha positividad los golpes que le ha deparado la vida”, “a pesar de lo acontecido afronta la situación con esperanza y con mucha decisión”, a lo que añade Óscar Brenes, coordinador de Isabel, que “los mayores a los que atiende le tienen mucho cariño”.

Isabel, de 48 años, tiene dos hijos, uno vive en Barcelona y el otro ha vuelto a vivir con ella tras una ruptura, que desgraciadamente se encontraba en el salón de la vivienda en el momento del incendio. Como consecuencia, Isabel se encontró desolada cuando se enteró de que su hijo de 29 años sufría quemaduras graves en ambos brazos. Un incendio provocado por una estufa en la mesa camilla que estaba demasiado cerca del sofá y que también arrasó con todo lo material que tenía en este apartamento alquilado, situado en el municipio de Villamanrique, dejándole, de la noche a la mañana, sin prácticamente nada.

Apelando a ese refrán que dice que “después de la tormenta siempre llega la calma”, a los momentos de soledad y desolación que sufría Isabel tras lo ocurrido, le sucedieron momentos de solidaridad y ayuda gracias a sus compañeros de Clece.A Isabel, cuando habla de este momento de compañerismo, le cambia el tono y la forma de hablar, se muestra agradecida, porque el apoyo no fue solo moral, sino que también implicaron en ayudarle a seguir adelante con la compra de ropa para ella y su hijo, e incluso han conseguido cubrir el coste de dos meses de alquiler de la casa en la que poder vivir mientras el seguro se hacía cargo de los arreglos y acondicionamiento de su casa.

Ante esta situación límite en la que Isabel se vio sin nada de la noche a la mañana, ella se muestra como una mujer luchadora: “La vida no siempre te trata bien, pero hay que seguir, sobre todo por lo que más quiero, que son mis hijos y mis padres”,  y sobre Corazón y Manos: “Mis compañeros no han dejado que me quedase desamparada y me siento muy agradecida por todo lo que han hecho”.

Ahora, su vocación de servicio y de ayuda a los dependientes debe llevarla también a su ámbito personal, a su casa, con su hijo, que tras el alta ya está en casa y necesita de sus cuidados, y también con su padre, que recientemente sufrió una caída. Pero con todo, Isabel no pierde la sonrisa, reconociendo, además, que tras la implicación de sus compañeros, afrontar el día a día es mucho más fácil.

El Ayuntamiento de Villamanrique también ha querido aportar su granito de arena y al conocer el caso, se puso en contacto con Isabel a través de María José Charro, concejala de Igualdad y Bienestar Social de la localidad: “Nos coordinamos con la Asociación Corazón y Manos para ver las necesidades de la familia, y al ver que ellos se han ocupado del alquiler y de la compra de ropa, nosotros nos hicimos cargo de una compra de comida con la que llenar la nevera y la despensa tras el incendio”. Además, Charro nos cuenta que al conocer la situación del padre tras la caída, “iniciamos los trámites para que pueda ser beneficiario de la Ley de Dependencia”, “La familia, como todas las familias del pueblo, saben que nos tienen a su disposición”.

 

Corazón y Manos, el resultado del ADN más solidario

Daniela Macías, Delegada Social de la Dirección Regional Sur de Clece explica cómo surge la asociación: “En 2017 los empleados de Clece crearon Corazón y Manos, para ayudar a compañeros y personas de su entorno cercano que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Desde entonces la entidad ha ayudado a más de 6.000 personas”.

Se podría decir que ayudar a los demás normalmente no está relacionado con el entorno laboral de las personas. Sin embargo, hay algo en el ADN de muchas de ellas que les empuja a extender su mano a aquellos de su círculo laboral que más lo necesitan. Y cuando en un entorno de trabajo hay más de una persona con este perfil, solo pueden surgir cosas buenas. Y decir cosas buenas es decir Corazón y Manos, una asociación sin ánimo de lucro creada por los trabajadores de Clece. El resultado: proyectos solidarios, programas de inclusión social, formación y fomento del empleo juvenil, que se traducen en una mejora significativa de su entorno.

Daniela Macías muestra su preocupación por la situación actual provocada por la crisis sanitaria y económica: “Si 2020 no ha sido un año fácil para nadie, es inevitable pensar que 2021 vendrá  acompañado de momentos de dificultad, y los trabajadores de nuestra empresa que lo estén pasando mal saben que tienen a sus compañeros para apoyarles y ayudarles a llevar su vida con normalidad”.

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