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Notas de un lector

La herida de los sueños

Un poemario inspirado, profundo, vinculado a la amatoria acordanza y al incierto mañana, y que reafirma la exacta voz del poeta Rubén Martín Díaz

Publicado: 01/06/2021 ·
10:46
· Actualizado: 01/06/2021 · 10:46
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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Bajo el título de “El peligro y el sueño (La escuela poética de Albacete (2000 – 2016)”-, se editó cinco años atrás una antología que abrochaba una muestra veintiocho poetas que han ido forjando su obra en esta tierra castellana.

“Algo ha ocurrido en estos últimos tiempos en la poesía escrita en Albacete. Un número inédito de creadores de gran coherencia y proyección han ido abriendo sus puertas a la poesía del siglo XXI en lengua española”, anotaba entonces Andrés García Cerdán, responsable de la edición. Y añadía: “Escribir desde provincias debe admitir hoy en día una lectura absolutamente positiva, en tanto implica dos elementos fundamentales para el proceso creativo: la independencia y la crítica. El poeta que escribe desde Albacete no responde a otra presión que la del propio poema”.

El paso del tiempo ha ido dando aún más la razón, si cabe, al citado antólogo, pues la lírica albaceteña sigue gozando de una espléndida salud y de una gozosa pluralidad.

La reciente aparición de “Un tigre se aleja” (Renacimiento. Sevilla, 2021) de Rubén Martín Díaz (1980) revive la voz de un poeta sólido y de palabra honesta. Tras “Contemplación” (2009), “El minuto interior” (2010, premio “Adonáis” y premio “Ojo Crítico” de RNE), “El mirador de piedra” (2012, premio “Hermanos Argensola”), “Arquitectura o sueño” (2015) y “Fracturas” (2016, premio “Barcarola”), esta entrega se articula desde un proceso íntimo en cuanto a la experiencia de un yo madurado en su vitalismo.

El tono celebratorio de entregas anteriores remite ahora a un proceso de mayor contención, en donde el sujeto se integra en una sucesión de acontecimientos ya vividos y de los cuales va extrayendo una cronología futura. Es decir, su trama vital categoriza la mímesis de su propia realidad y vertebra sus sentidos. Desde la diversidad de sus hábitos, el escritor albaceteño genera una suerte de referencias y conocimientos caracterizados por un nexo común: la plenitud de un verso evocador, actante, cómplice: “Y es golpe de aldabón/ la luz que agujerea la puerta de mi pecho,/ se adentra y pide espacio,/ no hace hueso de sombra entre sus brasas/ sino que clama al éxtasis,/ dulcifica este instante de reposo/ como un batir de alas/ de libélula”.

La inducción textual a la que conduce el conjunto viene determinada por la connotación afectiva del grueso de los poemas. Si dividido en cinco apartados, “Hombre asomado en el espejo”, “La imperfección del tacto”, “Un pedazo de vida irrepetible”, “Los tiempos sin nombre” y “Ese animal salvaje”, el volumen se aúna en torno auna metacomunicación definida, eficaz, cuyos elementos verbales sirven como clarificadores del discurso. Mediante un verso preciso, acordado sabiamente en su musicalidad, Rubén Martín complementa el decir con una semántica desposeída de lo unívoco. De ahí, esa metódica variedad de significantes que atraviesan y habitan en estas páginas: “Y ahora, transcurridos muchos años,/ formula un juicio la palabra escrita:/ que fuimos agua nueva en el océano/ profundo de la historia/ y que amamos la sal y su costumbre/ de escocer en la herida de los sueños”.

    En suma, un poemario inspirado, profundo, vinculado a la amatoria acordanza y al incierto mañana, y que reafirma la exacta voz de un poeta ya crecido en el sagrado misterio de la poesía: “Justifico estas manos con el gesto/ irónico de haber gozado a muerte/ cada trazo esculpido por la vida/ en la piedra marmórea del pasado”.

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