Golpistas

Publicado: 19/11/2023
Autor

John Sullivan

John Sullivan es escritor, nacido en San Fernando. Debuta en 2021 con su primer libro, ‘Nombres de Mujer’

El cementerio de los ingleses

El autor mira a la realidad de frente para comprenderla y proponer un debate moderado

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Lo más irónico, aunque también sea triste, es que las sandeces que dicen estos carcamales estrellados se pueden rebatir con una frase infantil
Por desgracia para la altura de nuestra política, golpista es el término más oído de un tiempo a esta parte. Según los herederos de los que dieron el funesto golpe del 36, hubo un golpe de estado en Cataluña en 2017, la moción de censura de 2018 fue un golpe de estado legal (a ver cómo se come eso), la coalición de 2020 apoyada por fuerzas políticas legales y con representación parlamentaria suponía otro golpe de estado y ahora, cuando se produce otro pacto de investidura apoyado por los nacionalistas catalanes, se está produciendo un golpe a la nación (eufemismo para volver hablar del manido asunto).

Sin embargo, se da la ironía de que esos que tildan de traidores y golpistas a todo lo que no sean ellos han alentado las protestas en Ferraz en las que hemos oído el Cara al Sol, vivas a Franco (precisamente un traidor golpista), cánticos racistas, proclamas machistas con muñecas hinchables y lo más grave: la amenaza y asedio a la sede de un partido político como en los inicios de la etapa oscura en aquella Alemania de los años treinta. Algunos, incluso, corearon "Alzamiento Nacional Ya": no sé ustedes, pero así llamaron a la asonada de aquellos militares traidores que dieron un golpe de estado en 1936. Y, como ya dije, es un triste sarcasmo que los que traicionaron a la patria se hicieran llamar Bando Nacional. Del mismo modo en que ahora se hacen llamar españoles, despojándonos de ese título a los españoles que no somos como ellos.

Para colmo, un grupo de militares retirados de alta graduación han firmado un manifiesto mediante el cual piden a las actuales Fuerzas Armadas que destituyan al recién investido Presidente del Gobierno y convoquen elecciones generales. Teniendo en cuenta que la máxima autoridad militar necesita autorización del Ministerio de Defensa y refrendo parlamentario para actuar legalmente y que ninguna ley le otorga ninguna competencia a ese respecto, ¿no será que hay dinosaurios de uniforme llamando al golpe de estado? Sí, cierto es que los militares retirados tienen derecho a ser respetados como cuando estaban en activo; no obstante, una vez que llaman a la asonada y la subversión del orden constitucional, se convierten en traidores. Estos elementos no desconocen el sistema, por tanto lo que están haciendo es pedir conscientemente un golpe de estado aunque no digan explícitamente esas palabras. Y eso les hace (o debería hacerles) perder el respeto de todo militar patriota que se precie de serlo.

Lo más irónico, aunque también sea triste, es que las sandeces que dicen estos carcamales estrellados se pueden rebatir con una frase infantil: "quien lo dice lo es, con el culo del revés". Llaman golpistas a quienes acuden a las urnas y se someten a su dictamen, mientras llaman a los militares en activo al golpe de estado en toda su esencia y significado; llaman traidores a quienes firman acuerdos parlamentarios en tiempo y forma legalmente establecidos y siguiendo el orden constitucional, mientras son capaces de dar la espalda al Rey por cumplir con su función constitucional; y, habiendo esperado al retiro para decir todo esto porque de hacerlo en activo o en reserva podrían ser sancionados, también son lo que han llamado a todo el mundo (de Rey a Page y nunca mejor dicho) que no les ha bailado el agua: Cobardes.

 

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