La epifanía es ?realmente? un regalo
La cabalgata de Reyes Magos de Arcos repartió lo mejor que hoy se puede dar: ilusión y esperanza
Muy pocos niños podrán contar que la tarde del 5 de enero no tomaron alguna gominola de las cientos de miles que los entrañables Reyes Magos lanzaron desde sus tronos con la ayuda de sus pajes; o que no gozaron en algún momento de la cabalgata de la presencia de un amigo o un familiar sobre los remolques antojados como brillantes carrozas.
La cabalgata de Arcos sólo tiene cabida en el mundo de los niños, aunque los mayores, a veces a regañadientes, se ilusionen como ellos. Eso es fácil de comprobar en la mirada de los padres hacia un cortejo que no entiende de crisis, como tampoco los niños deben entender de ella. Será por esta circunstancia por la que la delegada de Fiestas, Genoveva Medina, agradecía en plena cabalgata “el doble esfuerzo” que los Reyes han realizado este año para que su salida fuera un hecho victorioso a los tiempos adversos.
Tanto fue así, que Sus Majestades repartieron generosamente más de 5.000 kilos de caramelos gominolas y miles de pequeños regalos, incluidos balones de reglamento donados por algunas empresas. Para que no faltara ni gloria a lo largo de un recorrido tan largo, iniciado a las cinco de la tarde en el instituto Los Cabezuelos, se dispuso de hasta 19 puntos de recarga.
Como en los últimos años, la cabalgata arcense contó con nueve carrozas que recogieron ese mundo infantil del que hace gala: el cincuenta aniversario de los Picapiedra, Dora la exploradora, Madagascar, el Nacimiento de Jesús, las molineras del último carnaval, el pulpo Paul con la selección española de fútbol incluida y los tres tronos reales fueron motivos más que complacientes para la vista, los sentidos, la memoria y la ingenuidad infantil.
Culpa de este laborioso taller de manualidades andante la tienen los trabajadores del Ayuntamiento de Arcos, a los que su delegada de Fiestas agradece de nuevo el trabajo hecho, como también lo hace con las personas que han tomado parte en el dispositivo de seguridad, desde la Policía Local hasta Protección Civil, pasando por los bomberos, la Guardia Civil y Cruz Roja.
Como todo gran acontecimiento, la cabalgata debió llevar su música, y ésta fue la alegremente brindada por la banda de cornetas y tambores de una hermandad jerezana.
Como bien conocen los arcenses, este año los Reyes han estado representados por el industrial hostelero Juan Jesús Ramírez Alpresa (Gaspar), el trabajador de la central térmica de Iberdrola José Carlos Morón -hermano mayor de la hermandad del Perdón- (Melchor) y la presidenta de la asociación parroquial de María Auxiliadora, Isabel Rodríguez (Baltasar). Ciertamente, a los tres se les vio muy ilusionados en sus tronos, culminando así el arduo trabajo de recoger ayuda en estos tiempos. El pueblo de Arcos, más o menos, ha respondido, y ello junto a la aportación municipal, sin lugar a dudas, tuvo su plasmación en un día que da paso a la noche más esperada por los niños del mundo.
A ellos, a los Reyes, también hay que agradecerles que por la mañana se dieran algo más que un paseo por el residencial geriátrico Lago de Arcos, el asilo de La Caridad, que visitaran a las monjas mercedarias y que echaran un ratito con los mayores de San Juan de Dios, para llevarles un obsequio y su sonrisa. Lo hicieron en coche de lujo, aportado por Renault-Arcos: todo un detalle de la empresa.
La cabalgata de Arcos sólo tiene cabida en el mundo de los niños, aunque los mayores, a veces a regañadientes, se ilusionen como ellos. Eso es fácil de comprobar en la mirada de los padres hacia un cortejo que no entiende de crisis, como tampoco los niños deben entender de ella. Será por esta circunstancia por la que la delegada de Fiestas, Genoveva Medina, agradecía en plena cabalgata “el doble esfuerzo” que los Reyes han realizado este año para que su salida fuera un hecho victorioso a los tiempos adversos.
Tanto fue así, que Sus Majestades repartieron generosamente más de 5.000 kilos de caramelos gominolas y miles de pequeños regalos, incluidos balones de reglamento donados por algunas empresas. Para que no faltara ni gloria a lo largo de un recorrido tan largo, iniciado a las cinco de la tarde en el instituto Los Cabezuelos, se dispuso de hasta 19 puntos de recarga.
Como en los últimos años, la cabalgata arcense contó con nueve carrozas que recogieron ese mundo infantil del que hace gala: el cincuenta aniversario de los Picapiedra, Dora la exploradora, Madagascar, el Nacimiento de Jesús, las molineras del último carnaval, el pulpo Paul con la selección española de fútbol incluida y los tres tronos reales fueron motivos más que complacientes para la vista, los sentidos, la memoria y la ingenuidad infantil.
Culpa de este laborioso taller de manualidades andante la tienen los trabajadores del Ayuntamiento de Arcos, a los que su delegada de Fiestas agradece de nuevo el trabajo hecho, como también lo hace con las personas que han tomado parte en el dispositivo de seguridad, desde la Policía Local hasta Protección Civil, pasando por los bomberos, la Guardia Civil y Cruz Roja.
Como todo gran acontecimiento, la cabalgata debió llevar su música, y ésta fue la alegremente brindada por la banda de cornetas y tambores de una hermandad jerezana.
Como bien conocen los arcenses, este año los Reyes han estado representados por el industrial hostelero Juan Jesús Ramírez Alpresa (Gaspar), el trabajador de la central térmica de Iberdrola José Carlos Morón -hermano mayor de la hermandad del Perdón- (Melchor) y la presidenta de la asociación parroquial de María Auxiliadora, Isabel Rodríguez (Baltasar). Ciertamente, a los tres se les vio muy ilusionados en sus tronos, culminando así el arduo trabajo de recoger ayuda en estos tiempos. El pueblo de Arcos, más o menos, ha respondido, y ello junto a la aportación municipal, sin lugar a dudas, tuvo su plasmación en un día que da paso a la noche más esperada por los niños del mundo.
A ellos, a los Reyes, también hay que agradecerles que por la mañana se dieran algo más que un paseo por el residencial geriátrico Lago de Arcos, el asilo de La Caridad, que visitaran a las monjas mercedarias y que echaran un ratito con los mayores de San Juan de Dios, para llevarles un obsequio y su sonrisa. Lo hicieron en coche de lujo, aportado por Renault-Arcos: todo un detalle de la empresa.
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