Sadaluz es la primera empresa que en Huelva ofrece todo tipo de servicios, desde la atención a dependientes a apoyo educativo
Concepción Rodríguez, Herminia Zarza, Ofelia López y Noelia Patillo son cuatro mujeres emprendedoras que se han embarcado en una iniciativa innovadora: la creación de Sadaluz, una cooperativa de ayuda a domicilio que ofrece todo tipo de servicios. Aunque su especialidad es la atención de personas dependientes, tanto mayores, discapacitados, como niños con problemas, han querido aumentar la oferta para incrementar las posibilidades de negocio. De hecho, las prestaciones van desde el cuidado, aseo y acompañamiento de dependientes, pasando por tareas de limpieza, a servicios de peluquería o apoyo educativo para niños. Ninguna empresa en Huelva tiene una oferta de servicios tan amplia. Por el momento, y a la espera de que el negocio vaya en aumento, son las cuatro socias las que realizan las tareas, pero ya tienen una bolsa de empleo a través de los servicios de Andalucía Orienta, los ayuntamientos y los centros de salud. En este sentido, Concepción Rodríguez explica que “cuando surge un trabajo en un pueblo alejado, tiramos de esa bolsa de empleo porque el objetivo es cubrir toda la provincia y fomentar el empleo entre las mujeres de las comarcas”. Crear empleo, contribuir al bienestar social y, cómo no, crear beneficios es el sueño de esta joven empresa.
Concepción Rodríguez es el ‘alma mater’ de esta cooperativa formada por mujeres. De ella surgió la idea de montar Sadaluz, tras una larga andadura personal de ayuda a domicilio. Según explica, “opté por formar esta empresa tras analizar el mercado y ver la gran demanda que hay de atención a dependientes, porque la Ley de Dependencia es sólo una ayuda y vi que quedaban huecos por cubrir”. Cuando Concepción conoció al resto de las socias, les propuso formar la cooperativa “porque yo soy una reivindicadora de las mujeres, que somos las que tenemos mayores problemas de inserción laboral”. Dicho y hecho. Con una inversión “mínima”, buscaron un local (en Avenida de Alemania, 94-2º B), lo pintaron y acondicionaron, repartieron publicidad, contactaron con ayuntamientos y empezaron a funcionar. Eso fue el 7 de julio del año pasado y desde entonces no les ha ido mal, aunque reconocen que la crisis se está haciendo notar “sobre todo ahora, que son los miembros de la familia que están en paro lo que cuidan de sus dependientes”. Y eso que aseguran que sus precios son muy asequibles y negociables: “Mientras más dure el trabajo más barata sale la hora, que puede ser incluso de poco más de tres euros”. A pesar del momento, son optimistas, sobre todo porque “este es un trabajo muy vocacional y nosotras disfrutamos transmitiendo bienestar a los que más lo necesitan”.