Cuando dejó la Moncloa y fue cesado como presidente del Gobierno, el 21 de diciembre de 2011 tras 7 años, 8 meses y 4 días al frente de nuestro país, le escuché decir en algún medio afín al régimen socialista que se iba a dedicar a ser “controlador de nubes”. Lejos de la ironía y el mal gusto del comentario, pues más le hubiera valido quedarse callado o argumentar que estaría siempre dispuesto a lo que su país le pidiera (al menos por quedar decentemente bien), su figura no ha estado presente en la cotidianidad hasta estos últimos tiempos en los que se ha hecho presente por ser un entusiasta de otro régimen, alejado de nuestras fronteras pero cercanos en la historia, como es el venezolano.
El pasado martes, después de casi dos meses de silencio absoluto, José Luis Rodríguez Zapatero no solo no ha criticado las tropelías del régimen de Nicolás Maduro, sino que se ha postulado nuevamente como "facilitador" frente a Venezuela. Ha sido en la presentación del libro La democracia y sus derechos, en el que ha participado como coordinador, enla sede del Ateneo de Madrid. Respondiendo a los periodistas que se encontraban en el acto, el ex presidente no ha tenido reparos en confirmar su intervención en el exilio a España del candidato opositor en las elecciones del pasado 28 de julio, Edmundo González Urrutia, eso sí, sin entrar en detalles precisando cuál ha sido su papel.
Cito textualmente sus palabras: “"Cuando alguien media debe ser extraordinariamente respetuoso. Es un derecho y es un deber mantener la discreción y la lealtad a las personas que han permitido, que han querido que facilites alguna tarea", ha dicho el socialista en las que han sido sus primeras palabras en relación al resultado de las muy amañadas elecciones y los resultados de éstas en el país sudamericano. Recuerden que ejerció como observador internacional. Más le hubiera valido al mundo entero que su participación hubiera seguido siendo la de “controlador de nubes”, porque flaco favor le ha hecho a los venezolanos y, de paso, a España, el país al que al menos le debe lealtad.
¿Qué pasó en la Embajada de España? Zapatero lo sabe, estoy completamente seguro, pero pide discreción sobre su posición. Aboga por el diálogo y la solución pacífica al conflicto, aunque no reclama al gobierno de Maduro la publicación de las actas de los comicios. Como tampoco se ha referido a la aprobación por mayoría absoluta en el Congreso, con el voto en contra del PSOE, de la petición para que el Gobierno proceda a reconocer la victoria de González Urrutia en los comicios del pasado 28 de julio y, en consecuencia, su condición de presidente electo de Venezuela.
El acercamiento de Zapatero al régimen de Maduro viene dado por haberse sentido reconocido y halagado, algo con lo que el dictador venezolano supo jugar hace años, tocando su ego. Para comprender esta actitud, basta recordar que salió mal en 2011 del Gobierno, con duras críticas a su gestión y después de estar varios meses prácticamente intervenido por los mercados. Prueba de ellos es que el recordado Alfredo Pérez Rubalcaba no le invitaba ni a los mítines, siendo todavía presidente.
Ahora, después de lo que vemos, más nos vale a todos (españoles y venezolanos) que vuelva a su antigua ocupación de “controlador de nubes”. Al menos su gestión solo afectaría a la lluvia.