En primer lugar, parece que el sendero de madera debería ser algo más amplio para que la silla anfibia contara con espacio suficiente para poder acudir hasta el agua sin problemas.
Por otro lado, parece que la concienciación de la ciudadanía es bastante importante. Si en La Puntilla el hecho de que la playa sea amplia hace que no haya problemas para permitir que las sillas anfibias lleguen a la orilla, o en Valdelagrana el hecho de que los usuarios de la playa estén concienciados de que hay que dejar un espacio para estos instrumentos de movilidad, en La Muralla parece que es todo lo contrario, por lo que la solidaridad brilla por su ausencia, y se han dado ya varios ejemplos de personas que han tenido que pedir permiso para poder continuar por el camino hasta la orilla.
Por otro lado, al terminar el sendero de madera hay unos bastones que acotan el terreno, pero las mismas fuentes consultadas admiten que estos deberían alargarse hasta la orilla, de modo que así las personas con dificultades de movilidad o movilidad reducida pudieran tener el camino libre para poder disfrutar del baño.
Además, el aparcamiento, a pesar de estar reservado, es bastante complicado en el acceso sobre todo, con lo que las personas con discapacidad confían en que haya mejoras en 2012.