El español Juan José Cobo (Geox), El bisonte de La Pesa, irrumpió con fuerza en la Vuelta con un golpe doble que le permitió adjudicarse la etapa reina de la presente edición con final en la mítica cima del Angliru y enfundarse el maillot rojo de líder.
El día grande de Cobo no podía tener mejor escenario, nada menos que el Olimpo del ciclismo español. La jornada del Angliru. Un puerto considerado como el más duro de Europa junto a los italianos del Mortirolo y el Zoncolan. Allí, entre rampas imposibles de hasta el 23%, el ciclista cántabro lanzó un ataque incontestable a 6 kilómetros de meta que le condujo hasta la victoria y el maillot rojo y le acercó al triunfo final, a falta de seis etapas de Madrid.
Cobo cruzó la meta eufórico, marcando con los dedos los cuernos de un bisonte. Disfrutaba de un golpe maestro mientras iban llegando las víctimas de su estampida. Todos en esta ocasión. El belga Poels, Froome y Menchov a 48 segundos, Wiggins y e Igor Antón a 1.21, Purito Rodríguez y Mollema a 1.35, y Vincenzo Nibali, que no podrá renovar el título, a 2.37.
Con esta hazaña, el sueño de Cobo aumenta de calibre. No tiene nada que ver con el inicial. De ser uno de los gregarios del ruso Menchov en la salida de Benidorm ha pasado a ser candidato número uno de la Vuelta. Por si acaso, prudencia en el corredor de Cabezón de la Sal. “Aún no he ganado nada, quedan etapas difíciles en Cantabria y País Vasco, pero confío en el equipo”, dijo.
FROME, A 20 SEGUNDOS
Queda Vuelta, efectivamente, pero la carrera es cosa de tres, con el español en la pole. A Cobo le sigue en la general el sorprendente Christopher Froome, a 20 segundos, un corredor que ha desplazado a la tercera plaza a su jefe de filas, Bradley Wiggins.
Froome no solo marcó el ritmo al líder del Sky durante toda la subida, como ya hizo en todas las etapas con final en alto, sino que aún tuvo fuerzas para perseguir a Cobo, pero cuando lo hizo ya era tarde para evitar la derrota. Al menos suavizó el destrozo y no va a tirar la toalla.
El Angliru, que ponía final a la decimoquinta entre Avilés y el Alto del Angliru, de 142 kilómetros, terminó con las escasas esperanzas que le restaban a Nibali tras su hundimiento en La Farrapona, ahora a 3.27 en la general. También fue la tumba definitiva de Purito Rodríguez, en una Vuelta que se adaptaba a sus condiciones, y de otros subalternos que durante dos semanas habían soñado con el podio, como el holandés Mollema o el belga Monfort.
El Angliru no defraudó las expectativas. Era el examen definitivo, donde cada uno debía quemar sus naves en los diferentes objetivos. Algunos lo intentaron de lejos. De aperitivo había que afrontar el Alto de El Cordal (1a), donde se adelantaron Carlos Sastre (Geox), Bruseghin (Movistar), Daniel Martin (Garmin) y el francés Moncoutié, quien coronó en cabeza para reforzar el jersey de la montaña. Y lo consiguió.
En el descenso Wiggins se llevó un susto al quedarse descolgado por el impulso del Liquigas, lo que le costó al exlíder darse un sofocón para enlazar con los favoritos a pie del Angliru. Por delante 12 kilómetros al 10% de media y paredes del 20 y 23.
De nuevo los hombres del Liquigas quisieron asumir el protagonismo en las primeras rampas con Sagan de locomotora, pero el Geox volvió a mostrar sus cartas. Los hombres de Matxín estaban inquietos, tenían un plan. Sastre atacó de nuevo en el puerto que glorificó a su cuñado Chava Jiménez y abrió hueco, pero no tardó en unirse Igor Antón. Movimientos de dos ilustres con cuentas pendientes.
A 6 kilómetros de la cima, aprovechando una rampa del 22%, tensó la cadena Juanjo Cobo, que movía un desarrollo del 34-32, más propio de la bicicleta de montaña. Las primeras pedaladas del cántabro terminaron con los intentos de fuga y pusieron al resto de favoritos “con el gancho”. Ganaba segundos sin mirar atrás, confiado en el golpe de mano que estaba llevando a cabo.
Por detrás Froome, Wiggins, Menchov y Poels perseguían a Cobo entre la multitud. La Cueña les Cabres, muro del 23% situado a tres kilómetros de meta terminó de hundir a Wiggins, que se despedía del maillot rojo. El campeón olímpico y mundial de persecución se retorcía en la defensa de la prenda que portaba.
Cobo ya no podía fallar, iba lanzado. “Allí estaba la mitad de mi pueblo”, entre el pasillo humano que le condujo a la victoria prestigiosa de su carrera profesional.
A los 30 años le llega su momento. Explotó en 2007 adjudicándose la Vuelta al País Vasco y en 2008 le fue adjudicada una etapa en el Tour por eliminación de su compañero de equipo.