La nueva terminal del aeropuerto de Gibraltar va entrando en funcionamiento en varias fases, aunque ya la primera de ellas tiene fecha. El Gobierno de Convent Place ha anunciado que el próximo día 26 de este mismo mes comenzarán las llegadas de vuelos, estando ya totalmente terminada, cumpliendo el compromiso que se adquirió en el Foro Tripartito mediante el cual esa terminal que se ha terminado de construir tendría que hacerla el Gobierno gibraltareño mientras que el Gobierno español estaba encargado de los accesos y aparcamientos desde la parte española junto a la frontera, lugar que coincide con la entrada al mismo edificio de la terminal aeroportuaria.
Como digo, la parte gibraltareña está finalizada, mientras que la parte que corresponde a España y que supone es el acceso directo a la terminal, ni siquiera se ha iniciado. ¿Motivos?. No me valen. Unos les echarán las culpas a los otros. AENA se las echa al anterior gobierno municipal de La Línea. Estos a AENA y al Gobierno central y así sucesivamente.
El caso es que, como siempre, hemos hecho el ridículo y no hemos cumplido con nuestra parte y nuestro compromiso que, además, llevaba consigo un buen número de puestos de trabajo. Las excusas no nos pueden valer porque el nuevo gobierno linense lleva desde junio trabajando y ya ha tenido tiempo suficiente para haberse puesto de acuerdo con AENA y, al menos, haber iniciado las obras. Pero lo triste, lo de siempre, es que la otra parte ya ha terminado y nosotros ni siquiera hemos empezado.
Desgraciadamente esto que les cuento no es la excepción sino que forma parte ya de lo cotidiano, de lo que nos viene ocurriendo con la mayoría de las cosas en este Campo de Gibraltar. Mientras hay aeropuertos en todo el territorio español que tiene una media de doce pasajeros a la semana (Gerona, Córdoba, León) y en los que AENA ha invertido cientos de millones de euros, con nosotros no ha habido esa voluntad política de hacerlo y, ahora, nos volvemos a encontrar en un punto muerto y haciendo el más espantoso de los ridículos.
Y como les comentaba al principio de esta reflexión, son unas obras que proporcionarían un buen número de puestos de trabajo, amén de que la actividad aeroportuaria aumentaría sensiblemente lo que beneficiaría a ambas partes de la verja.
A veces pienso que lo que nos ocurre es porque nos lo merecemos. Esta comarca sigue sin despegar porque no exigimos. Y así nuestras infraestructuras están como están, es decir, a cero y en el furgón de cola del propio furgón de cola. En fin, somos la España de charanga y pandereta, de espíritu burlón y de alma quieta…