Que las cosas no se hacen bien en Andalucía, es público y notorio y es muy posible que el pueblo andaluz madure de una vez por todas, deje su letargo y piense un poco más en su futuro y en el futuro de sus hijos; me refiero al futuro político. Ante esta crisis, comenté que Andalucía no sabe en qué situación se encuentra, porque nadie nos dice la verdad, aunque no hay que ser ni muy listo, ni muy torpe, para saber cómo estamos. Y que en Sevilla, además del Guadalquivir, como en el resto de Andalucía, pasan muchas más cosas.
Vamos a ver cómo se desenvuelve Galicia con su nuevo gobierno, porque con el anterior no fue nada bien, claro que como fue bipartito se echarán las culpas unos a otros y como siempre, la casa sin barrer. Hay que recordar que los pactos no son buenos, porque los gobiernos en mayoría pueden ser buenos, si son buenos los principios democráticos, y no como dicen otros, ni buenos ni malos, sino todo lo contrario.
El gobierno vasco, por contra, lo tiene más duro, porque el PNV no quiere dejar el sillón, pero tiene que pactar. Un pacto PSOE-PP es casi imposible, después de que ambos se tiran a matar. Una coalición PNV-PSOE es lo más probable, pero con condiciones. Pero habrá que saber quién pone esas condiciones. De todas formas, aunque también cabe la posibilidad de que el PSOE vasco, llámese PSE pueda gobernar en solitario con muchas dificultades. Cuando nos preguntamos qué será, el tiempo nos lo dirá. Porque si te sientas a la puerta de tu casa, verás pasar el cadáver de tu enemigo, aunque ya llevamos muchos años esperando ver pasar este cadáver que nunca pasa. Y el tiempo, las aristas las vuelve romas y con el paso de los años, la rebelde juventud se convierte en la tranquila senectud. Y aquí no cabe el conformismo, sino un poco la desesperación de ver triunfar al inepto, al ineficaz, al incapaz, al necio, al torpe, al incompetente, al incapacitado, inexperto e inútil. Miremos hacia atrás con ira y hacia el futuro con esperanza y con ilusión. Seamos optimistas y veamos el vaso medio lleno y no medio vacío, porque somos andaluces.