En el breve intervalo de una semana el mercado automovilístico empieza a animarse, si no por efecto de las demanda, sí, por el de la oferta, con la inmediata llegada a los concesionarios de dos renovaciones en el segmento compacto que tendrán sus legítimas aspiraciones por las muchas e interesantes modificaciones introducidas.
Si primero fue el Peugeot 308, de inmediato, le ha dado la réplica la nueva generación del Mazda3, y los dos modelos, el galo y el nipón, lo hacen con potencialidades magníficas tras los primeros contactos. Y no hay que olvidarse que se trata de la categoría que más ventas acumula en el difícil, y ahora un tanto decaído, mercado europeo.
Toca centrarse en el representante de Mazda, el modelo que marca volumen en esta firma japonesa, capaz de desarrollar conceptos con mucha personalidad, a la vez que está en constante innovación tecnológica.
Para entender los últimas estrenos de Mazda hay que partir de su premisa de futuro, que se fija en las posibilidades que encierra todavía la combustión tradicional en donde se concentrará, por mucho tiempo todavía, un 80 % de las ventas mundiales, según sus previsiones.
Por ello, no es de extrañar que su tecnología SKYACTIV constituya el núcleo sobre el que gira el nuevo Mazda3, como antes lo hicieron el crossover CX-5 y la berlina 6.
La marca de Hiroshima hace de esta creación suya un punto de apoyo esencial a su ofensiva comercial, ya que calcula que en 2016 el 80 % de sus ventas serán modelos con el concepto SKYACTIV de actuaciones importantes sobre carrocería, chasis, frenos, dirección y motor, para conseguir importantes reducciones de consumo y emisiones de CO2.
Impone en su primera visión una impresión magnífica, de coche cuidado con todo detalle y construido con toques originales como la visible línea frontal que rodea el contorno de la parrilla cayendo desde unos faros de diseño muy felino. Es ahí donde reside el principal toque de personalidad de su diseño. No quedan en mal lugar los trazos del lateral con los pliegues en relieve de la parte inferior y la caída indisimulada de la línea de techo desde el pilar central hasta la trasera, en un guiño muy coupe.
Las traseras se modifican en función de la carrocerías de cinco puertas o sedán de cuatro, las dos únicas que van a constituir la gama de este compacto. En la carrocería de cinco puertas, el portón asume musculosidad y también algo de mirada felina por la disposición de los pilotos. En la sedán, el maletero da un toque de mayor elegancia por el estiramiento del maletero. Esta versión es 12 centímetros superior a la de cinco puertas y la capacidad de carga de 419 litros contrasta con los 364 del "hatchback".
Al interior, hay fácil acceso por el amplio marco de las puertas y ocupar los asientos se hace encajando con rapidez torso y piernas, pues el componente ergonómico y de comodidad está perfectamente resuelto.
La vida en los asientos traseros es un poco más complicada, pues, aunque la distancia entre filas no es exigua, tampoco se ha incrementado en exceso en este nueva generación del Mazda3.
Las terminaciones y la calidad de los materiales se aprecian de inmediato con un salto cualitativo, aunque por ahí ronde algún que otro plástico duro.
La instrumentación tiene detalles simpáticos, pero lo esencial que es su visibilidad y el acceso manual quedan bien resueltas y ayudan a facilitar la conducción, gracias a su disposición a baja altura. A este respecto, constatar la pantalla Head Up Display que se incorpora desde la parte superior del cuentavueltas para ofrecer visión directa de la velocidad y las alertas de seguridad. Es opcional, salvo en el equipamiento superior.
La zona de carga del cinco puertas no arrastra como mérito su capacidad, que está en lo que es habitual en el segmento, y empeora por la posición de carga algo elevada, que dificulta el depósito de objetos con algo de peso.
Para este primer contacto, se ha servido del motor gasolina de 2.0 litros y una potencia de 120 CV, que los responsable de la marca en España señalan a la cabeza de ventas. Mazda es una marca peculiar en esto de los ciclos de carburante, pues reparte el "mix" diesel-gasolina en una relación 60 %-40 %, es decir muy elevada respecto al segundo carburante que en el mercado apenas rebasa el 30 % en la actualidad.
Un desajuste que no parece ir con los tiempos es el de la alta cilindrada con un potencia media, pues en el resto del segmento semejante caballaje se conjuga con cilindradas inferiores, dentro del concepto "downsizing".
Eso sí, Mazda, al amparo de su tecnología SKYACTIV puede presumir de la relación de compresión (14:1) más alta que hoy se da en un coche fabricado en serie.
Por lo demás, el motor transmite una buena sensación de suavidad de comportamiento y es rápido de respuestas, al tiempo que se deja llevar sin ahogos a bajos regímenes de giro.
No ha podido haber un cálculo estricto del consumo de carburante, pero apunta a gastos en el entorno de los 6,5 litros en el ámbito de la carretera que parece no estar mal.
La caja manual de seis velocidades se comporta con la uniformidad general del coche, con escalonamientos bien proporcionados y cierta elasticidad en los desarrollos. Hay también cajas automáticas con el mismo número de relaciones.
Mazda ha aplicado a su berlina compacta una reducción media de peso de 70 kilogramos conforme a los cánones SKYACTIV y esa mayor ligereza se concentra en carrocería y chasis más ligeros, pero al mismo tiempo, más rígidos, por el predominio, hasta un 60 %, de aceros de alta resistencia. Ahora el Mazda3 es un coche mucho más predecible en la conducción, muy asentado en la rodadura y totalmente equilibrado en las trazas, con ausencia casi total de balanceos. Las suspensiones adoptan el grado justo de dureza. La dirección es mucho más directa y requiere menos vuelta de volante. En definitiva una estructura equilibrada en la que se nota esa ganancia de ligereza.
Un sofisticado equipamiento de seguridad acompaña al modelo conformado por el aviso de obstrucción delantera, la frenada de emergencia, así como la asistencia a la frenada en ciudad y el control de crucero adaptativo.
Otras concesiones de equipamiento se refieren al sistema de regeneración de energía de la frenada (i-ELOOP) y un obturador que se cierra o se abre en función de la temperatura del motor.
Los sistemas de conectividad también se ponen a la orden del día por medio de una pantalla central de siete pulgadas regulada desde un dispositivo circular en la consola central. El sistema recoge las funciones de audio, navegación, telefonía, entre otros.
Sale con el valor añadido de la novedad este Mazda3, pero no ha sido óbice para ajustarlo en precio sin desmarcarse excesivamente de lo que es la media del segmento compacto, donde la competencia da auténticas dentelladas. Redecora los precios con una interesante oferta de lanzamiento y fidelización a la marca, además de las ventajas del Plan PIVE que se extiende a casi toda la gama de lanzamiento. De equipamiento de serie marcha tirando a mejor. Tiene fuste este coche.