También contarán con un ascensor y un acceso adaptado en la parte principal
El alcalde, Enrique Moresco, y la edil de Bienestar Social, Mariola Tocino, giraron visita ayer al Centro de Toxicomanías, ubicado en la plaza del Castillo, en antiguas instalaciones de los juzgados, después de tener que trasladarse desde su sede habitual, un edificio de la calle Santo Domingo, a las dependencias del área citada en la calle Nevería de manera provisional, debido al estado del inmueble, y definitivamente desde que gobierna el Partido Popular.
El motivo de dicha visita fue presentar las obras que comenzaron ayer, un día antes de lo previsto, y que contarán con subvención gracias a los fondos estatales.
El alcalde anunció que serán las segundas obras de mejora que sufra el edificio.
En un primer momento, el área de Mantenimiento Urbano se encargó de hacer algunas adecuaciones para el traslado del servicio y para que los profesionales y pacientes pudieran tener todos los requisitos necesarios para las consultas, y ahora llegan las definitivas, por valor de 52.000 euros, y que se ejecutarán a lo largo de dos meses.
Fundamentalmente las obras consisten en “el aislamiento acústico de los despachos”, informa la edil del ramo, para que los profesionales y los pacientes encuentren las condiciones idóneas para las visitas, “necesaria discrecionalidad que requieren los pacientes y que ahora sí tendrán” apunta el alcalde; “las obras de saneamiento, que básicamente se centran en la adaptación del aseo para minusválidos; un mostrador de atención al público; una rampa de acceso para la puerta principal”, puesto que hasta el momento no es accesible, y “un ascensor para acceder a la segunda planta, que se hace muy necesario”, insiste Tocino. Además, habrá mejoras en el tejado del edificio, concretamente se realizará la impermeabilidad del mismo, que es la actuación que se comenzó en el día de ayer.
Estos trabajos mejorarán mucho el edificio, que anualmente recibe entre 400 y 450 visitas, como bien apunta la directora, María del Mar San Narciso. “Tenemos una población no fija, como la gente que acude a El Madrugador o se aloja en Anydes, incluso quien viene a veranear a la ciudad y sigue su tratamiento con nosotros”, indica, lo que hace que la población fluctúe, y se necesiten unas instalaciones en perfectas condiciones para poder hacer frente a las necesidades solicitadas por los pacientes, y que finalmente este inmueble concederá.