Articulo Pirámides etéreas
Desde el vértice hacia una base que se deshace en un santiamén. Utilizan la esperanza y la fe de miles de personas para montar una de las múltiples estafas piramidales. Estos timos colectivos se gestionan mediante un mecanismo simple que se sostiene en la confianza que inspira quien te ofrece el “negocio”, que siempre consiste en aportar una cantidad de dinero y confiar en que se recibirá entre el triple o el quíntuplo de lo aportado. Sólo las personas desalmadas iniciadoras de esta macabra espiral son las que reciben los dineros aportados por gentes incautas que tuvieron fe ciega en sus amistades, aleccionadas por casos veraces (los primeros) de personas que se conocen o que dicen conocer.
La cadena piramidal acaba agotándose. Es entonces cuando el fraude piramidal deja en la miseria a cientos de personas “jugadoras” para ganar mucho aportando bastante menos. Porque, con lo que aportan, nada se construye, ninguna riqueza se genera, y claro los dineros aportados no se revalorizan, ni se multiplican, más aún cuando el aparato piramidal sustrae todo lo que se ingresa para beneficio de los “emprendedores” del negocio.
No hace aún un año la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef), de Méjico, alertó sobre, el riesgo que representa para los ahorradores, el depositar sus recursos en medios informales, conocidos como “pirámide”. Este anuncio se producía por el descubrimiento en redes sociales de la llamada “Flor de la abundancia”, que, además de dejar a las personas participantes sin sus dineros, amenazan de muerte a aquellas que lo reclaman.
En la historia de los piramidales timos la figura señera es Bernard Madoff, asociado a la crisis de 2008, que estafó 45.000 millones de dólares, en algo menos de 4 décadas. El negocio pasa por conseguir socios que invierten y estos primeros obtienen los beneficios prometidos, con las aportaciones de los siguientes nuevos socios y así hasta que se deja de hacer nuevos socios y la inmensa mayoría de los asociados se queda a dos velas. Dudar siempre del ofrecimiento de “duros a cuatro pesetas” es un sabio consejo castellano. Pero ¿Y cuando quien te tima son entidades vigiladas y controladas por el Estado? En España bancos, cajas de ahorros, empresas asociadas a partidos políticos, ya han timado “oficialmente” muchos miles de millones de euros y los tribunales se la “cogen con papel de fumar”, con lo que al final cada millón de euros defraudado les sale casi gratis. Inquieta pensar que la caja de las pensiones sea también una monumental estafa piramidal. Así las cosas y el mismísimo gobierno a verlas venir ¿Cuándo se evitarán las pirámides etéreas?
Fdo Rafael Fenoy Rico