Un paseo desde Benalup hacia el litoral de La Janda

Publicado: 07/08/2009
Al nombrar la provincia andaluza de Cádiz la tendencia a pensar en sus costas, en el mar? es inevitable, obviando su gran riqueza interior. Por ello, desde esta sección, cada quincena haremos un recorrido por los municipios de la comarca, deteniéndonos en los aspectos arquitectónicos, históricos...
Muchas veces es necesario perderse, ocultarse, evadirse incluso buscarse durante un tiempo para que a la vuelta de un largo viaje te des cuenta de la importancia que tiene todo lo que te rodea, de lo necesario que son aquellas pequeñas cosas que encierra la vida diaria, y en este caso, la riqueza que esconde nuestra tierra, única…
-Resulta extraño, es como si hubiera pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi…
-¿Sí? ¿Tú crees?
-Es la sensación que tengo, sí. Parece que hubiese despertado de un sueño, o regresáramos de cualquier lugar, nos viéramos de nuevo, y todo sigua igual.
-En realidad, a mí me ocurre lo mismo. Sin embargo, no hemos salido de Benalup.
-Tienes razón. Pero, ¿sigues teniendo el apremio del principio?
-Dicen que las prisas no son buenas…
-¡Vaya! Aunque crea que haya pasado el tiempo, veo que sigues igual, muchacho.
-¿Cómo? ¿Igual? Para nada… desde que comenzamos nuestra andadura, sé que no soy el que era. A veces he estado triste, otras veces alegre, en ocasiones me he preocupado demasiado, en otras, simplemente, he disfrutado. Pero sobre todo he aprendido. Por todo ello, ¿por qué iba a tener esa presura?
-Pues, no sé. Siempre me has dicho que quieres más. Que necesitas saber más y más...
-Sí, lo necesito. Por esa misma razón he comprendido que el tiempo y las prisas no son buenos aliados. Tú y yo, sí.
-¿Aliados? ¿Tú y yo? ¿En qué?
-En todo. Sobre todo en que tú me enseñas, y yo aprendo.
-Eso no es del todo cierto. Aunque tú no lo creas, yo puedo aprender tanto de ti como tú de mí.
-No creo.
-Pues sí, créetelo. Tu necesidad de descubrir ha hecho que despierte en mí una curiosidad extrema por buscar e indagar en otros lugares ya sean cercanos, lejanos, más o menos conocidos, o desconocidos…
-Pero eso no me lo debes a mí.
-¿Y por qué no?
-Porque…no sé. No creo que tenga tal poder de despertar en alguien como tú esa necesidad de viajar. Tú eres quién me ha hecho abrir los ojos, enseñándome a mirar, escuchar y respetar todo aquello que siempre ha estado a mi alcance… sitios por los que solía pasear sin más preocupación que saber la calle por la que caminaba. Ahora sé, que desde una de ellas, podría llegar a Roma… y tú me lo mostraste.
-Respeto tu opinión, pero no la comparto. Piensa, que todos aprendemos de todos aunque no te des cuenta. Sólo tienes que recordar lo que llevamos en nuestro bagaje desde esos primeros días en Medina, hasta hoy… y como nuestros pueblos no serían lo que son sin que antes hayan ido heredando aquello que tras años y años de historia han configurado su identidad. Como una forja a golpe de martillo creada a través de miles de manos que han conseguido lo que hoy somos. Somos lo que somos, pero somos porque antes fuimos.
-Me gusta esa afirmación.
-Pues no la olvides nunca. Y ahora, dime algo… ¿llevas mucho equipaje?
-”Unas maletas vacías” que estoy completando poco a poco con aquello que vamos conociendo de la Janda….Interior…
-Cada día me sorprendes más.
-Y mi tierra a mí.
-Hoy vamos a ver algo especial.
-¿Qué?
-Un atardecer.
-¿Eso es especial? Atardece todos los días…
-Sí, pero no todos los días tienes el privilegio de verlo desde donde lo vamos a ver hoy…
-¿Desde dónde?
-Desde la antigua Baessipo. Además, muchos envidiarían lo que tú vas a presenciar…
-¿Vamos a Barbate?
-¿Quieres?
-Llevo mucho tiempo queriendo ir. Desde que me dijiste que aquella antigua calzada de Medina, la que toqué con mis propias manos y que unía Ugía con Asido, terminaba allí.
-Probablemente, sí… la que venía desde Hispalis, no lo olvides.
-No. ¿Y qué veremos en Barbate?
-Pues no sé. Tenemos asegurado un magnífico espectáculo solar al final de la tarde, antes bien, el propio pueblo nos irá descubriendo uno y otro mágico rincón que conocer sin llevar un planteamiento previo.
-¿Tú lo conoces?
-Se puede decir que sí… hace tiempo que lo visité. Más aún, tengo amigos allí. Pero apenas lo recuerdo. Sin embargo, nunca olvidaré sus atardeceres.
-¿Está muy lejos de aquí?
-No, en absoluto.
-Tenemos aún mucho que ver en Benalup, además de volver a degustar sus tagarninas.
-¡Vaya! Veo que su patrimonio gastronómico te ha cautivado.
-Sí, por supuesto. ¡Ya te dije que estoy aprendiendo mucho! Sobre todo en disfrutar de lo que la tierra me ofrece… ¡Mira! Es precioso este paisaje…
-Sí, lo es. Y tú lo has dicho “precioso”. De elevado valor e incalculable precio. Más aún, este tesoro natural no lo tiene. Lo hemos hablado en más de una ocasión, ¿lo recuerdas?
-Sí, imposible olvidar este olor…
-Pronto pasaremos de este intenso olor a pino al ansiado frescor de la brisa del mar.
-¿Es aquél pueblo?
-No. Es Vejer.
-¿De la Frontera?
-Sí. Iremos, no te preocupes.
-Se ve muy alto...
-Y lo está, lo está. Pero más que su altura, habría que destacar su historia. ¿Conoces a Plinio el Viejo?
-No.
-Bueno, fue un escritor latino, científico, naturalista y militar romano. Vivió en el siglo I p. C. y en su ingente obra titulada "Naturalis Historiae", Vejer podría ser el "Oppidum" llamado Besaro, ciudad estipendiaria perteneciente al "Conventus Jurídico Gaditano", cerca del río Besilus, río Barbate, y del puerto de Baesippo, Barbate.
-Y, ¿qué es un "oppidum"?
-Perdona, llevas razón. Se trataba de una palabra latina que indicaba un lugar elevado, como una colina, cuyas excelentes defensas naturales se veían reforzadas normalmente por la intervención del hombre, por ejemplo con una fortificación.
-Entonces… seguro que se refería a él, es tal como lo has descrito.
-Bueno, es difícil concretar si se refería a tal pueblo o no. Es complicado determinar un enclave sólo a través de las fuentes antiguas, ello llevaría un gran estudio de tal obra y de aquéllas en las que nuestro autor se apoyó para referirse a esta zona.
-Sigo pensando que sería Vejer…
-Con tu insistencia, seguro que se refería a este pueblo, no lo dudo.
-¿Falta mucho?
-No, pronto llegaremos… ¿sabes qué Barbate está situada muy cerca del Cabo de Trafalgar?
-¿El de la Batalla de Benito Pérez Galdós?
-El mismo. El mismo que el 21 octubre de 1805, vio el enfrentamiento entre las escuadras aliadas de Francia y España, contra la armada británica de Lord Nelson.
-¿Sí?, y, ¿quién ganó?
-El combate finalizó con la derrota decisiva de la tropa franco-española y como en toda batalla que se precie, hubo millares de muertos, entre ellos el almirante inglés, cientos de heridos y tantos otros miles de prisioneros.
-¿Y cuál fue el motivo de tal batalla?
-No hay un solo motivo que pueda explicar el comienzo de una guerra. Desde hace muchos siglos, Inglaterra y Francia mantenían una relación de disparidad. Se afianzó desde que un duque francés, Guillermo de Normandía, más conocido como el Conquistador, se adueña de Inglaterra en 1066. El litigio entre las dos grandes potencias permaneció a lo largo de la historia. Esta batalla, por ejemplo, surge en el marco de la tercera coalición iniciada por los aliados, Reino Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia, para intentar derrocar a Napoleón Bonaparte del trono imperial y disolver la influencia militar francesa existente en Europa.
-¿Tanto poder tenía Napoleón?
-Y más…. Durante poco más de una década, adquirió tal control que se hizo con gran parte de Europa Occidental y Central a través de conquistas o alianzas. Esta batalla se llevó a cabo, entre otros motivos, tras el fracaso y frustración de Napoleón en la Batalla del Cabo Finisterre, en su intento de invadir las islas Británicas. Con la posterior destrucción de la flota franco-española en la Batalla de Trafalgar se vio forzado a abandonar sus planes contra Inglaterra y centrar su atención en sus enemigos continentales. Tras su derrota en la Batalla de las Naciones cerca de Leipzig, Alemania, en octubre de 1813, abdicó y regresó a Francia. Poco después, fue decisivamente derrotado en la Batalla de Waterloo, Bélgica, el 18 de junio de 1815, siendo desterrado a la isla de Santa Helena por los británicos, donde falleció en mayo de 1821.
-Parece triste su final…
-Quizás… a pesar de todo, Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, habiendo dirigido campañas bélicas muy exitosas, aunque sin obviar derrotas igualmente espectaculares. Y si no te has dado cuenta, entre batalla y batalla, estamos llegando…
-¿Ya?
-¿No hueles?
-Sí, a mar…

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