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Atando Cabos

Josefa Parra le escribe a su tierra

El pasado viernes veintiocho, en el Consejo Regulador, Josefa Parra presentó su libro: “Tierra albariza”

Publicado: 03/10/2018 ·
13:28
· Actualizado: 03/10/2018 · 13:28
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Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente y verso suelto

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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El pasado viernes veintiocho, en el Consejo Regulador, Josefa Parra presentó su libro: “Tierra albariza”. Escribiéndole a la tierra de una se puede caer fácilmente en el chovinismo y la patriotería y fue una grata sorpresa no encontrar estos pecados tan comunes. Nos la canta siguiendo dos orígenes: el geológico y el familiar, una sola raíz los siente ella, por eso  sabe que vaya donde vaya esta amante nómada del mundo, irá desenrollando y doblando su cordón umbilical en las idas y venidas.

Una suerte de infancia la nuestra, donde el peligro oscuro y profundo de los pozos era una conocida amenaza cotidiana necesaria,  donde perdían la vida los imprudentes y los desesperados. Nuestros monstruos llevaban saco y no por fáciles de identificar eran menos peligrosos.  Pero nada que ver con los terrores actuales  esparcidos por cadenas televisivas que convierten su noticiario en una hora de sucesos para amedrentar a las familias. Ahora nadie cruza la acera si no es de la manita y se acude al parque acompañado de los padres que pelean por ti por el columpio. En nuestros tiempos nada mejor para exorcizar a los demonios que una chiquillería compacta que se movía libre por calles, plazas, caminos y hasta el campo. Y ese vasto espacio nuestro jerezano olía a vino, a vinagre y hasta a anís en Navidad. Y tú, con la mejor de las formas de decir las palabras, nos lo recuerdas todo, nos devuelves al jardín más profundo, alegre y triste, de nosotros mismos.

Qué delicia que nos rescates la “luna de agosto”,  con esos caballos corriendo por las viñas en un ritual de fertilidad. Nos allega a nuestros ancestros vendimiadores, asombrados del parto de las cepas, conjurando con sus ritos la sazón de las uvas, celebrando el momento de recogerlas y de hacer el primer mosto con ellas.

Nos desvelas el misterio de la resurrección de los sarmientos muertos en noviembre, a quien el cielo envía una niebla plañidera, que les hace comulgar del secreto de la vida nueva.

Libro sobre la tierra y la gente que la puebla que son uno indivisible. No podías hablar de tu espacio sin transcenderte en tu madre, en tu abuela, contemplando el milagro de ida y vuelta.

Sentada en la segunda fila, mirando al suelo, para que el menor gesto no me hiciese perder la música o el baile de cada palabra, te disfruté infinito, gracias Josefa Parra.

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