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Arde Troya

Arde Troya. Tragar y tragar

Por fin, como no podía ser de otra manera, reapareció Juan Cassá. Lo ha hecho porque no le queda otro remedio

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Por fin, como no podía ser de otra manera, reapareció Juan Cassá. Lo ha hecho porque no le queda otro remedio ante la proximidad del pleno de constitución y elección de alcalde que tendrá lugar este sábado. Lo primero que hizo el ‘resucitado’ fue comunicarles a sus colegas de PSOE y Adelante Andalucía que él dependía de lo que le mandaran ‘los de arriba’ para pactar el Gobierno de la ciudad.

Con su vuelta, Cassá ha dejado claras muchas cosas: en primer lugar, como algunos sospechábamos, este ‘gran empresario interestelar’ que supuestamente no necesitaba de la política para vivir, se ha agarrado a su acta de concejal, a pesar de haber repetido hasta la saciedad que dejaría la política si no mejoraba los resultados de su partido en las pasadas elecciones. De modo que, siguiendo esta serie de realidades consumadas, si no mejoró sus resultados, ni dejó la política, ni parece importarle mucho prometer y no cumplir; es más que probable que necesite esa ‘poltroncita’ de concejal para vivir mejor.

Cassá no ha parado de tragar desde la noche electoral: no solo se ha zampado sus propias palabras sobre los concejales investigados o sobre sus principios regeneradores democráticos, sino que ha tenido que soportar la humillación pública a la que le ha sometido Paco de la Torre a modo de “¿quién eres tú para decirme a mí cómo debo hacer algo?”.

Hoy además hemos sabido gracias a Matías Stuber que, desde el partido de este analfabeto funcional que se jacta de no leer libros, pidieron la cabeza del novelista Alfredo Taján, que dirige la casa de Gerald Brenan. Se entiende su ‘antagonismo político’ en clave intelectual: uno escribe y el otro presume, coleta al viento, de ser ágrafo.

Pero además, este remedo de Don Pelayo en tonos Fanta se va a tener que tragar a José Cardador en la Gerencia de Urbanismo, el cortijo sagrado de nuestro alcalde.

Con todo lo anterior, lo que ha hecho Paco de la Torre no ha sido pactar, sino poner a pastar a su otrora delfín Cassá; porque, recordemos, el que hoy traga y traga, ya fue señalado como ‘sucesor in péctore’ en la típica socarronería del perpetuo inquilino de La Casona. Una ironía que él no supo entender. Pero para eso hay que leer y desarrollar la comprensión lectora.  

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