Lo que lió Arrimadas y su partido este fin de semana en Madrid con motivo de la fiesta del Orgullo Gay, no es nada nuevo en la formación naranja, es más de lo mismo: crispar para sacar rédito político. Ya se percibía el ambiente caldeado y más aún cuando sus socios de la ultraderecha en el Ayuntamiento de Madrid declaraban sobre “lo denigrante de la celebración”, la necesidad de sacar el desfile del Paseo del Prado y llevarlo a la Casa de Campo, además de censurar eslogan o pasar la bandera multicolor a un segundo plano en el Ayuntamiento de la capital.
Ante semejantes declaraciones de sus socios, la
khaalessi, libertadora de esclavos, azote del independentismo y montapollos oficial de los siete reinos, ni se inmutó. Ya lo había hecho antes en varias localidades catalanas, en Waterloo, o en el país vasco, donde solo buscó la crispación ante las cámaras. Conocíamos su proceder y más aún después de saber que en el informe de Gestión de Ciudadanos, han resaltado la efectividad que estas visitas tienen en algunos medios de comunicación y de cómo el partido ha logrado rentabilizar la polémica sobre las protestas y altercados.
Lo de Ciudadanos es pura contradicción, tal que si Otegui fuera a una mani por las victimas del terrorismo, o a uno de Pacma lo descubrieran corriendo el Toro de la vega o a un Vegano en la fiesta del torrezno en Soria, o yo mismo de costalero, que va a ser que no.
Dice Arrimadas que su partido nació para defender la libertad. Pues apañaos vamos si la responsabilidad de la defensa de la libertad cayera en sus manos, más vale que se esté quietecica. Ésta seguro que de chica ya explotaba en la escuela lo de “mira seño a éste, que me tiene manía”, actualizado hoy con el “todos son unos fascistas que me persiguen”. Levanta una piedra y encuentra fascistas, pero no mira entre sus socios.
Los responsables del movimiento LGTBI: "la ciudadanía entiende que es incompatible luchar por la libertad y la igualdad de derechos en las calles y asociarse a quienes enaltecen el odio y la discriminación en las instituciones" y ahí tendrán que mirar para entender a quienes les impidieron avanzar en la
manifestación convocada para reivindicar sus derechos.
Es injustificable que Arrimadas y compañía se les lanzaran objetos, aunque solo fueran 4 individuos de los más de un millón de asistentes, pero
sí que se les increpara. No se puede consentir que quien contribuye a su malestar tenga la desfachatez y el cinismo de acudir justamente a actos que protestan contra ese malestar, pura hipocresía.
Sepa usted que el Orgullo no es una fiesta, sino la visibilización de la reivindicación de los derechos del colectivo LGTBI y no puede utilizarla para su propio beneficio.
¡Ya está bien! Es usted una Montapollos.