Juan Moreno tarda hasta
25 minutos en desplazarse entre el establecimiento de uno de sus clientes en la
barriada de la Paz hasta otro en Asdrúbal. Moreno, gestor de una conocida marca de refrescos, pasa muchas horas al volante y se ve obligado a callejear cada día para cubrir esta ruta, en la que se concentra la mayor parte de bares y restaurantes a los que sirve. “La puesta a punto de la
avenida de La Constitución de 1812 ahorrará entre diez y
quince minutos por lo menos”, pronostica, sin ocultar su contento por el papel que jugará una de las conexiones internas de mayor importancia. “Será
una pasada”, resume.
Raúl,
taxista con licencia desde hace una década, también saluda las últimas jornadas de construcción de la avenida transversal, en obras
durante 22 años en diferentes fases. “Puedes poner en grande que en el sector
estamos lampando porque se pueda circular”, bromea. “El segundo puente ha sido maravilloso para la ciudad, pero aquí se forman los
cacaos más grandes de tráfico de España”, asegura. Con la nueva vía,
“habrá alternativa a la Avenida de Astilleros”, una línea recta que conectará con Puerta Tierra. “Ya no habrá que darle toda la vuelta al barrio”, celebra, y se aliviará de tráfico calle Cooperativa, que ha tenido que soportar durante años todo el flujo de vehículos.
La situación actual la sufre también en su ámbito privado. “Vivo en calle América.
Para llevar a mi hijo a Salesianos estoy obligado a ir hasta la rotonda de El Corte Inglés has dar con la calle Cooperativa, seguir por San Severiano y Guillén Moreno, salto a la avenida de la Sanidad Pública hasta pasar al colegio. Confío en que con la nueva avenida encare directamente”, explica.
De vuelta a la faceta profesional,
espera también que se habiliten algún giro a la izquierda porque para atender a los servicios en esa zona de la avenida de San Severiano o la avenida del Perú “hay que ir hasta la rotonda del apeadero”.
Y no es el único engorro en su labor diaria. “En los últimos años
no se han tomado siempre las mejores decisiones”, critica. “Durante el verano,
las paradas del centro han quedado bloqueadas”. Señala como error el bloqueo en un tramo de Veedor que servía de escape de San Antonio cuando había cola para acceder al aparcamiento subterráneo. “Hemos luchado por mantener algunas calles, pero...”, lamenta. La avenida tranversal, al menos, alivia por otro lado.