Más de 9.000 personas desembarcaron ayer en el Puerto de Cádiz, 6.386 pasajeros y 2.779 tripulantes, tras una escala simultánea de cinco cruceros que permanecieron atracados en el muelle de la capital gaditana durante todo el día. No fue una jornada de récord como la del pasado mes de noviembre, con seis cruceros y más de 15.000 personas a bordo, pero sí la más fuerte de las últimas semanas, aunque ni los hosteleros, comerciantes y artesanos de la Plaza de San Juan de Dios lo notaron especialmente en sus ventas. La climatología, con temperaturas propias de julio, y las excursiones organizadas a bodegas de Jerez e incluso a la Feria de Abril no dejaron la estampa más deseada por hosteleros y comerciantes: terrazas y calles llenas de turistas. “Están muy divididos. Nada más bajarse del barco hay autobuses que se los llevan todo el día fuera. Hace cinco años esto hubiera sido un acontecimiento pero ya esto no es lo que era. También es que hay algunos que son muy mayores y con este calor tampoco lo pasan bien”, comentaba ayer uno de los artesanos, que había vendido más 24 horas antes con mucha menos presencia de cruceristas.
En la cervecería Costa, en la Plaza San Juan de Dios, uno de sus camareros intenta como puede captar la atención de algunos de estos visitantes, mostrándoles las ofertas del día. No ha sido una mañana excepcional pese a las expectativas. “Se han ido a la Feria de Sevilla”, asegura cuando se le pregunta cómo van las cajas, incapaz de dar un precio medio del gasto que hacen durante la jornada que pasan en la ciudad. “Lo mismo te dejan cuatro euros que diez, es que depende del turista que venga, del crucero...”. Otras artesanas tiran por tierra el informe de la Junta que fija en 40,6 euros el gasto medio por crucerista y día en puerto de escala. “La gran mayoría se pide pizza y cerveza, los veo desde aquí”, señala mientras empieza a recoger. Antes de la pandemia se quedaban hasta pasadas las cinco de la tarde. Ahora terminan a las dos y media. “No nos merece la pena porque es tiempo que necesito para hacer mis creaciones. Nadie lo va a hacer por mí”, explica. “Estamos viendo el típico chorreo de turistas, pero es verdad que muchos se van a Jerez, aquí desde luego no están los 9.000”, comentaba otro camarero de Feng Shui Street, en la Plaza de la Catedral, vigilante para que se llenaran las mesas libres. Otros tantos, con plano en mano, que algunos empleaban como abanico, intentaban orientarse para aprovechar su estancia en la capital gaditana.