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Chiclana

'Patio de Bodega' ya forma parte del Centro del Vino y la Sal

Esta obra de José María Ávila, que fue donada al Ayuntamiento por el autor, fue presentada en un acto al que han acudido familiares y amigos. (VIDEO)

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El alcalde de la ciudad, José María Román, ha presidido el acto de presentación de la obra ‘Patio de Bodega’, un óleo sobre lienzo de José María Ávila, que ya ocupa el lugar que merece en el Centro de Interpretación del Vino y la Sal. Un acto en el que también han estado presentes la delegada municipal de Cultura, Pepa Vela; la hermana y el sobrino del autor, Juani Ávila y Jorge Fernández Ávila, así como amigos y artistas del municipio, que no han querido perderse esta presentación, de una obra que fue donada al Consistorio por el propio autor.

Durante el encuentro, el alcalde ha recordado a la persona y al artista que fue José María Ávila, destacando el cariño sincero que todos le profesaban. También ha recordado que desde su época de estudiante, “ya contaba con una singularidad especial, que le llevó, incluso, a un concurso de televisión llamado ‘Aplauso’, que también ganaron”.

“Este artista y creador, no quiso estudiar, pero fue uno de los fundadores de la Asociación de Artistas Chiclaneros, junto a Juan Panés y Rafael Baro”, ha explicado José María Román, destacando que José María Ávila dio cursos y estuvo muy implicado siempre en la colaboración en las fiestas locales. Además, el regidor ha incidido en el ‘cum laude’ logrado en sus estudios universitarios, que cursó con más de 40 años, consiguiendo también el doctorado y siendo profesor asociado, llegando a dar clases en la facultad.

“Esto sólo se hace cuando se tiene una mano y una creatividad privilegiadas, distintas y novedosas, teniendo también un punto de vista singular y especial, que lo hacía estar muy valorado por la Universidad de Bellas Artes”, ha explicado el alcalde, destacando su valentía por cursas estudios universitarios a una edad más tardía, “porque no es fácil y es necesario tener la cabeza bien amueblada, firmes convicciones y ser consciente de sus capacidades”.

José María Román también ha recordado que fue José María Ávila el encargado de inaugurar el Atrio del Ayuntamiento con una exposición de sus obras, “porque era merecido que fuese él el que tuviese este merecido privilegio, porque suponía todo un conjunto de ideas que el artista representaba en esa Chiclana que hemos ido construyendo entre todo y en la que él refleja su espíritu de lucha, de conquista, de emprender y de superación”.

Por su parte, su sobrino Jorge Fernández Ávila ha destacado cómo fue José María Ávila, lo que le gustaba y con lo que se divertía, asegurando que “siempre sabía hacerte reír y siempre sabía qué decir”. Además, ha manifestado que era la personificación de la expresión “una imagen vale más que mil palabras, con una sonrisa pícara que siempre le caracterizó y que le acompañó hasta el final. También fue un ejemplo claro de superación, que demuestra que ‘más vale tarde que nunca’ para conseguir tus metas y hacerlo, además, de forma sobresaliente”. El sobrino del artistas local también ha incidido en que José María Ávila, al que le gustaba estar rodeado de gente, siempre llevó por bandera el nombre de Chiclana.

Con respecto al autor hay que reseñar que su pasión por la pintura fue claramente vocacional y decidió también que ésta fuera su profesión. José María Ávila agradeció siempre el apoyo que por parte de sus padres recibió en lo que se refiere a vivir de la pintura y para la pintura.

Andado el tiempo y junto con Rafael Baro y Juan Panés, funda la Asociación de Artistas Chiclaneros en tiempos nada fáciles, abriendo la cultura hacia el resto de la ciudad, destacando como ejemplo aquellas clases y talleres en la calle Fierro. Han sido más de treinta años enseñando en su estudio a muchísimas personas que tanto han aprendido de él o, en los últimos años, en esos cursos de verano que, desde la Delegación de Juventud, venía impartiendo.

José María Ávila no dejaba de aprender, año tras año, siempre consciente de sus capacidades y también de sus limitaciones, ya que igual de exigente que era con sus alumnos y alumnas lo era también consigo mismo. Esto le lleva a plantearse en repetidas ocasiones la posibilidad de academizar sus conocimientos, aunque le preocupa tener que pasar previamente por el instituto.

Es así como se plantea la realización de un módulo de grabado en el que obtiene la calificación máxima y que le abre las puertas de acceso a la universidad. A comienzos de este siglo, se matricula en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, llegando a alcanzar la licenciatura y el doctorado en el tema de una de sus grandes pasiones dentro de la pintura: el paisaje, género en el que destaca de manera especial y al que ha aportado muchas de sus mejores creaciones.

Su afán de aprender siempre, fruto de su constante insatisfacción y su consecuente búsqueda, deja ver en su obra una clara evolución. Una evolución que lleva a reconocer que el autor se marchó justo cuando alcanza su obra sus mayores cotas de creatividad y perfección, a través de su peculiar manera de usar la acuarela, procedimiento plástico donde alcanza, como nunca antes, su propia voz.

Eco de esa voz, fue la preciosa exposición con la que se inauguró, en el Ayuntamiento, el Atrio convertido en sala de Usos Culturales, a la que su obra, según fue su deseo expreso, volverá en los próximos meses, a mediados de 2018.

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