La actriz, guionista y realizadora alemana Maria Schrader, cosecha del 65, ha declarado en una entrevista a El Mundo que “se siente orgullosa de decir que es ciudadana europea” y que es una apasionada de la obra del protagonista de esta película suya, del que “le sorprendió como le marcó, en lo profesional y en lo personal, salir de este continente… aún reconociendo que “marcharse fue una opción que otros compatriotas suyos no pudieron permitirse”
Como es sabido, este prestigioso autor austriaco -con una notable producción literaria entre novelas, relatos cortos y biografías- fue un intelectual firmemente comprometido con la causa de los exiliados judíos como él mismo, que, sin embargo, no profesaba dicha religión.
Aún así, como nos muestra este biopic nada convencional, centrado en los años de su forzada ausencia, en los años 30 y 40, cuando el Viejo Continente era pasto de la ocupación nazi, el suyo fue un periplo activo y activista que comenzó en París y Londres para luego dirigirse a Sudamérica. Solidario y generoso, participaba en cuantas jornadas o encuentros se organizaban entre sus colegas contra el fascismo, organizando ayudas económicas, y hasta alternativas de escape, para aquellos que estaban en peligro.
La directora nos lo muestra así, en olor de multitudes y prestigio, pero también progresivamente desesperanzado y deprimido con la lejanía de su hogar y con el hecho de verse impelido a adaptarse a cuantas circunstancias climatológicas, ambientales y de costumbres le eran hospitalariamente ofrecidas, a él y a su segunda esposa, hasta culminar en su trágico final.
Nos lo muestra así, sin ninguna concesión en su relato. Ni en su historia, ni en su puesta en escena, que es austera, comedida y nada épica, ni sentimental. Rigurosa con los hechos históricos, inserta al autor en su contexto, dándolos por sabidos y sin tentaciones divulgativas. Muy púdica en cuanto a las emociones, refleja al personaje público, pero tiene la sabiduría y sutileza de revelar atisbos de la persona.
Especialmente cuando su círculo vital se estrecha y se oscurece hasta ese doble fundido en negro…
Producción austriaca de 106 minutos de metraje. La escriben la propia Maria Schrader y Jan Schomburg. La fotografía muy bien Wolfgang Thaler y su partitura sensible y delicada la firma Tobias Wagner. Su reparto funciona muy bien, con especial mención para el excelente Tómas Lemarquis.
Es una de las elegidas para debatir en nuestra próxima tertulia de cine del miércoles, 10 de mayo. Refleja con lucidez y comedimiento los otros desastres de una feroz ocupación, el devastador desarraigo del exilio. Una película valiosa y diferente que merece ser vista. Háganlo.