Jose Antonio Vera Luque es uno de los autores más laureados de la historia de nuestro Carnaval. Junto a su grupo suma, además de numerosas finales, seis primeros premios en la modalidad de chirigotas.
No está en mente volver al Concurso, se nos incrustará en cualquier momento, pero ahora mismo no está¿Qué te parece el modelo de concurso actual?
–El modelo creo que es el resultado de parchear algo que ya estaba parcheado. Está sobre una base que había hace muchos años, pero se ha ido construyendo a base de arreglar cosas que cambiaban y luego volvían a como eran, como las puntuaciones de preliminar. Es una especie de Frankenstein de muchos pedacitos que da lugar a lo que tenemos ahora. Es un modelo que está encaminado a que se harten del todo las agrupaciones y a perder adeptos cada año. Me parece largo, que un carnaval que empieza en marzo tenga un 11 de enero cantando ya a los niños me parece excesivo. Una preselección no puede durar 22 días, desvirtúa la competición. Hay que buscar la manera de que entre el primero y el último que canta no haya tantos días. Desde el punto de vista del aficionado, yo plantearía una preselección más corta, menos fases, aunque se tenga que cantar más en cada fase, que se intente refrescar un poco. Cuando llega a la final o la semifinal llevas un mes de concurso a la espalda y eso no puede ser. El concurso necesita cambios contundentes, este modelo está encaminado a la obsolescencia.
¿Cómo ves este año la modalidad de chirigotas?
–Es pronto, queda mucho concurso. Si tuviera que destacar algo, todos esperábamos lo que más o menos ha venido. Me sorprendió más la de Los calaítas, que son gente joven, con perspectiva y capacidad de crecimiento, pero el concurso es muy largo.
Ante los regresos y aumento en la modalidad, ¿os habéis quedado con ganas de participar?
–No, la decisión la tomo sin tener en cuenta quién viene o quién no. No me condiciona el contexto de cómo se plantea el concurso en cuanto a quien viene y demás porque el deseo, en este caso el no deseo de ir al Teatro Falla, prima en mí cuando tomo la decisión de apartar un poco el estrés y el tiempo que se consume en preparar una agrupación para el concurso. Lo hago por apetencia y necesidad propia en particular, no es una estrategia carnavalesca. Me alegro de que vuelvan compañeros después de muchos años, pero en ningún momento me arrepentí.
¿Cómo fue vuestra experiencia con la callejera el pasado año?
–Fabulosa. El objetivo era desconectar, pasarlo bien y sobre todo evitar el compromiso, que eso trae la obligación y luego viene el mosqueo, por decirlo de alguna forma. Decidimos hacer algo muy rápido, en poco tiempo, porque se nos echó el tiempo encima, pero en la calle lo pasamos muy bien. Yo destacaría el habernos soltado ese amarre del compromiso, no sólo de cumplir con la agrupación, sino con nosotros mismos. Necesitábamos esta dosis de calle y relajamiento.
¿Qué diferencias hay entre hacer una chirigota para el COAC y una para la calle?
–Muchísimas, la primera, la presión. No se analiza tanto lo que vas a llevar a la calle. Si vas al Falla te tienes que situar desde fuera y ver cómo se va a contextualizar en el escenario, con todos los medios de comunicación, los aficionados... pero en la calle el contexto cambia, no tiene nada que ver, es más gamberro, más golfo, te permite soltarte mucho más. El teatro te pone una especie de candadito que te gustaría que no estuviese, pero está y te condiciona. Tiene muchos detalles que, sin ser cosas distintas, son muy diferentes, no es compararlos, pero es diferente.
¿Tienes en mente volver al concurso?
–En mente no está. Sabemos que se nos va a incrustar en mente en cualquier momento, pero no está, porque si no estaría pendiente ya al concurso de otra forma. No tenemos proyecto previsto ni guión. No sé cuándo, pero sé que me va a llegar un martillazo de los que te dan de vez en cuando y va a aparecer.
¿Con qué modalidad?
–No sé, estos plomillazos, como Los quinquis, vienen de golpe y porrazo. La idea empieza a expandirse, a invadirte el coco y dices “ya está, esto es”. Lo bueno es no saberlo porque cuando llega esa es la idea, no la estás buscando, te llega. No está bien esperar a que llegue, lo suyo es hacer tu vida y cuando llegue el momento pues llegó. No sé qué haremos, es más probable una chirigota, pero no sabría decirte.