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La sesión de noche enturbia el Roland Garros

La humedad llega a la tierra batida y las bolas ya no botan igual, a lo que se suma el frío y hace que el Gran Slam de arcilla pierda muchas de peculiaridades

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  • Djokovic, tras perder con Nadal. -

La sesión de noche de Roland Garros, una novedad introducida hace dos años por el Grand Slam de tierra batida, ha generado un profundo debate, por la diferencia de condiciones que supone para el juego y por la hora tardía a la que acaban los tenistas y los aficionados.

Varios jugadores se han mostrado contrarios a ese horario, que hace que los partidos comiencen sobre las 21.00 horas (19.00 GMT), con la noche en el cielo y el termómetro en caída libre.

La humedad llega a la tierra batida y las bolas ya no botan igual, a lo que se suma el frío y hace que el Gran Slam de arcilla pierda muchas de sus peculiaridades.

Rafal Nadal ha sido el que más se ha quedado de ese horario, hasta el punto de demandar públicamente que no se jugara en sesión nocturna su duelo de cuartos de final contra el serbio Novak Djokovic.

"Prefiero jugar de día. Conozco este torneo de día, así lo he jugado toda mi carrera (...) Puede ser mi último partido en Roland Garros y me gustaría jugarlo de día", aseguró el español antes de ese duelo tan esperado que acabó ganando.

El serbio tampoco se expresó a favor de esa hora, pero ambos recordaron que, tras la decisión de poner una sesión nocturna hay un contrato televisivo y mucho dinero. "Si el torneo gana más dinero los jugadores podemos ganar más dinero", dijo Nadal.

Pero el más crítico con la sesión de noche fue el alemán Alexander Zverev, que en dos ocasiones ha visto sus duelos programados a esa hora.

"El trabajo que han hecho es vergonzoso. Un día me acosté a las 4 de la mañana o cuatro y media y otro a las 5.20", dijo el número 3 del mundo.

Tras ese trasnoche, agregó el germano, "nadie es capaz de practicar una actividad física de alto nivel".

Zverev se temía que la su duelo de cuartos contra el español Carlos Alcaraz también fuera de noche. Pero tanto él como su contrincante recordaron que habían cumplido dos partidos por la noche y que no les parecería justo un tercero.

A ese argumento se sumó el de la televisión que tiene los derechos del partido nocturno, que no quería dejar pasar el cartel más atractivo del tenis actual.

El choque, uno de los más brillantes de la historia, fue también una batalla táctica que se prolongó durante 4 horas y 12 minutos y que acabó cuando el reloj marcaba la 1:16 de la madrugada.

La mayoría de los 15.000 espectadores que llenaban la pista central permanecieron en sus asientes y, al salir, se encontraron que los transportes públicos ya habían cerrado y que los taxis aprovechaban el río revuelto para reclamar tarifas prohibitivas.

La directora del torneo, la extenista Amelie Mauresmo, que afronta su primer año en el cargo tras haber sustituido a Guy Forget, reconoció las dificultades que supone la programación nocturna, pero negó que estén pensando renunciar a ella.

"Van a seguir en el futuro, pero vamos a reflexionar si cambiamos la hora de inicio", indicó la ex número 1 del mundo.

Roland Garros puede seguir el ejemplo de otros dos Grand Slam que hace ya más años que programan partidos nocturnos, el Abierto de Australia y el de Estados Unidos.

Ambos avanzan la hora de inicio de la jornada para evitar que el último turno acabe demasiado tarde, lo que perjudica a jugadores y espectadores.

Resta por ver si las televisiones estarían de acuerdo en perder proyectar partidos en horario de máxima audiencia.

Por el momento, el asunto queda aplazado para el año próximo, porque en la edición de 2022 ya no quedan más sesiones de noche a partir de este jueves.

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